Ayer fue Fátima y hoy podría ser cualquier otra mujer...

#TemploMayor Ayer fue Fátima y hoy podría ser cualquier otra mujer a la cual la Ciudad de México le falle y la deje morir sola...

AYER fue Fátima y hoy podría ser cualquier otra mujer a la cual la Ciudad de México le falle y la deje morir sola.

Nadie podría culpar a Claudia Sheinbaum por el asesinato de la niña de 7 años, pero sin duda hay responsables en su gobierno.

LE FALLARON a Fátima porque desapareció desde el 11 de febrero, pero fue hasta que se hizo viral su caso, cuando la administración capitalina se interesó en el mismo.

Durante los días previos, la desaparición de la menor se convirtió en una más de las que ocurren todos los días en la CDMX.

FALLÓ la Fiscalía de Feminicidios porque fue creada desde septiembre y, sin embargo, sigue sin operar.

Es, pues, un mero membrete para hacer como que hacen algo.

Falló la fiscal Ernestina Godoy al enfocarse en los problemas de los padres y no en buscar al asesino.

POR SUPUESTO también falló la escuela al dejarla sola en la calle o entregarla a alguien que no era su familiar.

Y, en general, le falló a Fátima una ciudad que no supo cuidarla, buscarla ni rescatarla a tiempo.

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¿Y DE QUÉ murió el crecimiento económico de México?

De muerte natural, según el forense Arturo Herrera.

En una entrevista que dio a Bloomberg, el titular de Hacienda salió con la novedad de que es “natural” que la economía se haya estancado luego de nueve años de avances.

Seguramente nada tuvieron que ver las decisiones políticas que desalentaron las expectativas empresariales y, obvio, las inversiones (ahí están los datos del INEGI); la cancelación en los hechos de la reforma energética; el subejercicio en el presupuesto federal; la corrupción disfrazada de adjudicaciones directas sin licitar; ni mucho menos el desinterés presidencial por el crecimiento económico.

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DA LA IMPRESIÓN de que a la UNAM le pasó lo que la iglesia católica: no supo adaptarse a los nuevos tiempos... y le explotaron en las manos.

Cuando un sacerdote era acusado de pederastia, simplemente se le cambiaba de diócesis.

De la misma forma, a los académicos señalados de acoso sexual, si acaso, se les cambiaba el horario o de salón, pero no se les despedía ni castigaba.

EN 2016 se puso en marcha el protocolo para dar seguimiento a las denuncias sobre acoso o abuso, pero evidentemente no funcionó, con todo y que fueron expulsados 18 alumnos y se les rescindió el contrato a 28 trabajadores y 46 académicos.

La falta de resultados ante el cúmulo de denuncias tiene hoy en paro a una decena de escuelas y facultades.

HABRÁ que ver si el nuevo organismo especializado, creado para responder a la actual crisis no termina sucumbiendo a la burocratización, entre las goyas de quienes siguen impunes.