El fantasma de Palacio

César Yáñez "está castigado pero no expulsado", porque si bien la cercanía en estos casi 6 meses se ha enfriado, la amistad y el afecto permanecen

Dicen, en los círculos más cercanos del poder, que en el Palacio Nacional deambula un fantasma. Es la pálida sombra de quien fue, durante muchos años y hasta hace unos meses, el hombre más cercano al presidente Andrés Manuel López Obrador, el colaborador que lo acompañó durante los últimos 20 años y que, en sus cuatro campañas políticas -tres presidenciales y una por la Ciudad de México- recorrió junto a él y un chofer, los más de dos mil 400 municipios de la República, a bordo de autos y camionetas. El que pasó de ser encargado de los asuntos de prensa a convertirse en consejero y amigo cercano primero del dirigente nacional del PRD, luego del jefe de Gobierno del DF y después del dos veces candidato perredista y finalmente abanderado ganador de la Presidencia por Morena.

No había lugar a donde el ahora presidente fuera, en el que no se le viera siempre acompañado del personaje que hoy ocupa una olvidada oficina en el cuarto piso del Palacio que, aunque ubicada en la misma ala, se siente fría y muy alejada del despacho presidencial. De hecho, en el documental "Esto soy", producido por Verónica Velasco y Epigmenio Ibarra durante su campaña, hay una escena donde el entonces candidato se refiere a él, antes de que fuera llamado por sus mismos compañeros del gobierno "el fantasma de Palacio". A bordo de una Suburban blanca, López Obrador platica cómo recorre el país sin guardaespaldas ni blindaje: "Hoy fuimos a la Costa Chica y solos, éste hombre que me da mucha seguridad porque maneja muy bien (señala a su chofer Roberto Rojas) y César que es todólogo, sabelotodo, secretario de Comunicación Social de Morena, pero es además asesor, consejero, secretario particular…somos muy poquitos", dice mientras señala a César Yáñez en el asiento trasero.

Hoy César no acompaña ni habla más con el presidente. Su oficina de Coordinador de Política y Gobierno de la Presidencia de la República está casi siempre vacía y pocos lo visitan, afuera de ella hay una secretaria y Yáñez, personaje clave del lopezobradorismo, quien tiene la memoria de la última campaña y de todas las campañas de López Obrador, deambula solo en el Palacio. Todos sus cercanos, algunos diputados y otros senadores a los que él ayudó a llegar a esos cargos y que alguna vez utilizaron su nombre y cercanía para abrirse espacios, se le han retirado en estos meses, tal vez porque lo saben "enfriado" por el ánimo presidencial.

Porque después de los primeros días de octubre del 2018, cuando apareció aquella portada de la Revista Hola, donde César posaba abrazando a su esposa Dulce María Silva y estalló el escándalo, las cosas cambiaron para el hasta entonces colaborador más cercano del entonces presidente electo. 

Ni siquiera fue la boda lujosa en el Centro de Convenciones de Puebla, a donde todavía López Obrador acudió sonriente como padrino junto a su esposa Beatriz Gutiérrez Müeller y cuando se filtraron videos de la celebración particular todavía defendió al novio y a su derecho a celebrar en un evento privado.

"Todo lo hubiera perdonado, excepto la portada de Hola", dice un funcionario del gabinete que conoce de cerca la relación entre el presidente y César Yáñez. "Eso fue lo que adentro causó la molestia y afectó la cercanía". El propio presidente declaró en su momento y públicamente que 'cada quién asumiera las consecuencias de sus actos', mientras que en privado, llegó a comentar que el escándalo de la revista le pegó a él en su prestigio porque se cuestionó su austeridad y su honestidad, dos valores para él fundamentales. "Por eso a César lo tiene sudando. Y por eso ahora se le ve tan solo", añade el colaborador lopezobradorista.

Pero el mismo funcionario aclara que Yáñez "está castigado pero no expulsado", algo que considera importante precisar, porque si bien la cercanía en estos casi 6 meses desde la portada del Hola se ha enfriado, la amistad y el afecto del presidente por César Yáñez permanecen. Muy diferente, menciona, el caso de Nicolás Mollinedo, "Nico", quien fuera su chofer y ayudante de todas las confianzas durante la Jefatura de Gobierno, pero que después de verse involucrado en acusaciones de que pedía favores a nombre de su jefe y traficaba influencias, no sólo fue despedido, sino él sí literalmente expulsado del primer círculo de López Obrador.

Así que César Yáñez, cuñado de Porfirio Muñoz Ledo, quien se lo presentó y recomendó como operador de Prensa al tabasqueño en 1997, cuando era dirigente nacional del PRD, y hoy coordinador de Política y Gobierno de la Presidencia, podrá hoy ser visto como "el fantasma de Palacio", pero tal vez algún día recupere su condición de colaborador "más cercano" del presidente al que él acompañó y ayudó, codo a codo, a llegar a ocupar el despacho principal del Palacio Nacional. Cuestión de ver cuánto más le dura el castigo, un año o todo el sexenio.

El mediador del divorcio millonario
En la cuenta de Facebook de Enrique Peña Nieto apareció el jueves un mensaje en el que el expresidente hacía pública la conclusión legal de su matrimonio con Angélica Rivera y su divorcio oficial. Fueron palabras de reconocimiento y agradecimiento para la actriz que lo acompañó durante su ascenso político, primero en la gubernatura mexiquense y luego en la candidatura y la Presidencia, y que en su momento le aportó buena parte de su popularidad y carisma, aunque en los últimos años, sobre todo a partir del escándalo de la "Casa Blanca", también se le convirtió en un problema y en una relación problemática y conflictiva.

Para el expresidente, haber por fin concluido el proceso de divorcio significó no sólo ceder a condiciones y exigencias económicas millonarias, sino también cerrar un conflicto personal que se le complicó demasiado por el enojo de su ahora ex esposa, que modificó totalmente los acuerdos que ya habían hecho antes del 1 de diciembre, y que le subió mucho el costo económico a la separación.

Peña tuvo que negociar y aceptar las nuevas condiciones de Angélica Rivera, que durante las nuevas negociaciones utilizó como intermediario al empresario Ernesto Álvarez Morphy Alarcón, amigo común de ambos y cuya esposa era la amiga más cercana de la actriz. Fue él quien se encargó de transmitirle al expresidente las exigencias, algunas de ellas excéntricas, que puso la señora para poder firmar el divorcio. 

Curiosamente Alvarez Morphy es el mismo personaje mencionado como amigo y financiero desde la campaña de Peña Nieto y, a quien se atribuye en el círculo cercano del peñismo, haber llevado "negocios del presidente" y haber ocupado el lugar de Armando Hinojosa Cantú, cuando el constructor mexiquense fue hecho a un lado por el escándalo de la Casa Blanca.

Algo sabe Alvarez Morphy de transacciones millonarias, pues también él fue el "representante" de la empresa a la que el Infonavit le otorgó un contrato millonario para que manejara la cartera vencida, durante la gestión de Alejandro Murat, contrato que después les fue quitado por David Penchyna, quien terminó indemnizando a la empresa y a su representante con 5 mil millones de pesos. Esa operación fue motivo de una observación de la Auditoría Superior de la Federación, que solicitó informes al Infonavit, que se negó a entregar información e interpuso un amparo, aún vigente, contra la fiscalización del auditor superior, David Colmenares.

NOTAS INDISCRETAS… Todo un mensaje el que le mandó José Agustín Ortíz Pinchetti, fiscal especial para Delitos Electorales de la Fiscalía General de la República al gobernador de Tamaulipas, Francisco García Cabeza de Vaca, a propósito de las elecciones locales que vivirá en junio la entidad tamaulipeca. 

Y es que en un artículo que publicó el pasado domingo 28 de abril en el diario La Jornada, el titular de la Fepade se refirió a los comicios tamaulipecos y tras hacer un repaso de las condiciones del estado en materia de seguridad, destacó que en 2016 se produjo por primera vez la alternancia política con un nuevo gobierno (el de Cabeza de Vaca) que se declara comprometido con la democracia, aunque sus detractores, dice el fiscal, no piensan lo mismo. 

"Tamaulipas está a punto de celebrar elecciones locales para renovar su Congreso. Estos comicios serán un refrendo de la alternancia y del gobernador, aunque podría haber la tentación de alterar los resultados, entonces, la joven democracia tamaulipeca perdería su ímpetu y volveríamos a tiempos oscuros”, advierte Ortíz Pinchetti. ¿Será que el fiscal electoral está viendo al panista Cabeza de Vaca queriendo meterle mano a las urnas y a los votos de los tamaulipecos?... Los dados mandan Serpiente doble.

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