La Embajadora Eminente que duró 5 días

La Embajadora Eminente que duró 5 días, escribe @SGarciaSoto en #SerpientesYEscaleras.

En un nombramiento irregular que violaba las leyes del Servicio Exterior Mexicano, a la diplomática Luz Elena Baños Rivas, actual representante de México ante la OEA, le dieron el nombramiento de “Embajadora Eminente”, un cargo que por ley sólo pueden recibir embajadores con 10 años de trayectoria, cuando ella sólo tenía dos años de Embajadora. El nombramiento que se le entregó “por acuerdo del Presidente de la República”, le fue notificado el pasado 28 de agosto, a través del oficio DSE/DG0327/2020 de la Secretaría de Relaciones Exteriores, pero sorpresivamente cinco días después, por medio de un correo electrónico oficial, le avisaron que su designación fue cancelada.

Detrás de esta historia que causó un cisma dentro del Servicio Exterior Mexicano (SEM), cuando embajadores y diplomáticos denunciaron la ilegalidad del nombramiento y exigieron su cancelación inmediata, aparecen el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, que fue el encargado de enviar la propuesta para autorización y firma al presidente Andrés Manuel López Obrador; además del subsecretario para América Latina y el Caribe, Maximiliano Reyes; el director General de Organismos Regionales Americanos, Efraín Guadarrama, y el director General del Servicio Exterior y Recursos Humanos, Moisés Poblano, quienes celebraron y anunciaron en sus redes sociales el nombramiento de Luz Elena Baños como “Embajadora Eminente”.

La designación de “Embajador Eminente” es una de las mayores distinciones que puede recibir un diplomático por sus años de trayectoria, tan especial que la Ley del SEM autoriza en su Artículo 124 que sólo haya “un máximo de 10 plazas de Embajador Eminente como distinción a los miembros de ese rango por su actuación destacada al servicio del país en el ámbito de la política exterior”. El cargo, que sólo puede ser aprobado y firmado por el Presidente de la República a propuesta del Secretario de Relaciones Exteriores, quien debe mandar los nombres y antecedentes de “aquellas personas que tengan una antigüedad mínima de 10 años como Embajador” amerita, además de la distinción, una compensación económica adicional para los diplomáticos que la reciben.

Pero muchos del cuerpo diplomático mexicano, que sabían que la representante ante la OEA no cumplía con los requisitos de ley, comenzaron a cuestionar el nombramiento como violatorio de la ley. Lo más grave de todo es que cuando apareció el nombramiento de la “Embajadora Eminente”, según afirman funcionarios de Relaciones Exteriores que pidieron el anonimato, la firma del presidente López Obrador no era autógrafa, sino hecha con un facsímil que, aunque es oficial, sólo se utiliza para cierto tipo de trámites, oficios y asuntos o comunicaciones que no ameritan la firma original del Presidente. Pero en este caso un facsímil no tenía validez y sugería que alguien intentó pasar el nombramiento sin que lo supiera el Presidente.

Fue tal el nivel del escándalo interno en la diplomacia mexicana y los reclamos para que se corrigiera un tema que involucraba directamente al presidente López Obrador en una violación legal grave, que desde Palacio Nacional se dio la orden fulminante de que se cancelara el nombramiento de Luz Elena Baños Rivas como Embajadora Eminente, por no cumplir el requisito de antigüedad de 10 años como Embajadora.

Esa es la historia de la “Embajadora Eminente” que duró cinco días en el cargo, pero para cerrarla sólo falta saber ¿quién quiso engañar al Presidente al hacerle pasar un nombramiento ilegal e irregular utilizando para ello una firma facsímil? ¿Será que quien lo hizo sabía bien lo que hacía y actuó a partir del total desinterés que a veces muestra el mandatario nacional por los asuntos de la política exterior? Hoy en las dos políticas (exterior e interior) le quieren meter goles al Presidente…

Los dados cierran con Serpiente doble. Semana de contrastes.