Adiós a la Conago

Adiós a la Conago, escribe @SGarciaSoto en #SerpientesYEscaleras.

Surgida en 2001, cuando los gobernadores del país vieron en la debilidad del primer presidente no priista de la historia, Vicente Fox Quesada, una oportunidad única de crear un contrapeso al presidencialismo desde los estados de la República, la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago) quedó ayer lunes prácticamente desmembrada con la declaración de 10 ejecutivos estatales que decidieron abandonarla por considerar que “ya no cumple los objetivos para los que fue creada” y dejó de ser un espacio para la defensa de los intereses de las entidades y el federalismo.

Tras el anuncio de los gobernadores de Jalisco, Nuevo León, Chihuahua, Guanajuato, Durango, Tamaulipas, Coahuila, Michoacán, Aguascalientes y Colima, la Conago perdería la tercera parte de sus integrantes con lo que ya no sería una organización “nacional” y tendría que replantearse su denominación y sus objetivos.

En su reunión de ayer en la ciudad de Chihuahua, desde un salón del Palacio de Gobierno del Estado que encabezó el gobernador anfitrión, Javier Corral Jurado, se decidió que los 10 estados no participarán más en la Conferencia Nacional y que plantearán sus demandas y diálogo con el Ejecutivo a través del bloque de la Alianza Federalista, con lo que se desconoce la interlocución de la Conago para representar a sus entidades federativas en los distintos temas de la relación con el Ejecutivo federal.

La decisión de los 10 estados no sólo terminaría con 19 años de existencia de la Conago, sino que confirmaría la tendencia de segmentación en la República, ya sea en bloques políticos o regionales.

Porque a partir de ahora estarían de un lado los mandatarios opositores y de las regiones norte, bajío y occidente, que conforman la mencionada Alianza Federalista, en la que hay lo mismo panistas, que un priista, un perredista, uno de MC y un independiente, todos ellos con posiciones críticas hacia el gobierno de López Obrador, mientras que en otro grupo se ubican gobernadores del PRI alineados con el Presidente, algunos panistas que no apoyan a la Alianza como Querétaro, Yucatán, Baja California Sur y Quintana Roo, además de los gobernadores de Morena.

Con Vicente Fox y Felipe Calderón la Conago tuvo sus mejores años y funcionó como un contrapeso efectivo al enorme poder presidencial y a favor de los temas del federalismo.

Los escándalos de corrupción en las entidades, que comenzaron con Calderón y alcanzarían su clímax en el sexenio de Peña Nieto, incluyeron los endeudamientos excesivos en entidades como Coahuila, con Humberto Moreira, los desvíos de hasta 65 mil millones de pesos de Javier Duarte en Veracruz; los financiamientos a campañas del PRI de César Duarte en Chihuahua; los excesos millonarios de Roberto Borge en Quintana Roo y hasta los desvíos de recursos del ramo de Salud que llevaron a la cárcel al gobernador de Tabasco, Andrés Granier.

En el Gobierno de Peña Nieto, en parte por la complicidad y en parte por el estilo político de comprar votos y apoyos para sus reformas, la Conago perdió peso.

La decisión del presidente López Obrador de cortar toda comunicación directa entre él y los gobernadores terminó por provocar la molestia de las entidades que empezaron a cuestionar no sólo las decisiones federales para enfrentar al Covid, sino la falta de un plan de coordinación para el rescate económico de sus estados y el que no se les mandaran recursos extraordinarios para enfrentar la emergencia sanitaria.

Así fue como surgieron los bloques de estados que hoy balcanizan y fragmentan a las entidades y, para cuando ocurrió el encuentro en San Luis Potosí, hace tres semanas, las relaciones entre los estados y la Federación se habían politizado y hoy provocan el resquebrajamiento de la Conago.