Hablemos de la prevención del acoso sexual

Rocío López Lara*

En el último año cobró gran visibilidad el movimiento #Meetoo, a través del cual mujeres de todo el mundo denunciaron casos de acoso y abuso sexual; esta iniciativa que encontró cauce en las redes sociales, es heredera de los esfuerzos de activistas y organizaciones feministas por mostrar que el acoso sexual es una forma de discriminación y violencia contra las mujeres, una violación a sus derechos humanos y un obstáculo para su libre desarrollo y participación en la sociedad.

En junio de 1994, la Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos reconoció el acoso sexual en el lugar de trabajo así como en instituciones educativas, en establecimientos de salud o en cualquier otro lugar de la comunidad como una forma de violencia contra la mujer, y así lo declaró en la histórica Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer (Convención de Belém do Pará); un año después, los países presentes en Beijing durante la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer se comprometieron a promulgar leyes y tomar diversas medidas para erradicar el acoso sexual y otras formas de hostigamiento en todos los lugares de trabajo y en las instituciones de educación.

Hoy en México se cuenta con un marco jurídico que reconoce y sanciona estas prácticas violentas (Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, Ley Federal del Trabajo, Código Penal Federal); sin embargo estos avances de jure aún no se constituyen en logros de facto. En nuestro país, 7 de cada 10 mujeres han sufrido violencia al menos una vez en su vida; en el 40% de los casos se trata de una forma de violencia sexual y el 25% de ellas la ha experimentado en la escuela y otro porcentaje igual en el trabajo (INEGI, 2017). La violencia escolar suele tomar la forma de abuso, acoso, hostigamiento e intimidación sexual. Frente a la limitada respuesta de las instituciones educativas para prevenir y sancionar estas prácticas, las mismas comunidades estudiantiles han sacado a la luz estos agravios.

Se estima que la prevalencia del acoso sexual en las Instituciones de Educación Superior es cercana al 40% (Evangelista, 2017), pero considerando que un alto porcentaje de las personas que sufren el acoso no lo denuncian, esta cifra podría representar la punta del iceberg. A la fecha, sólo 10 universidades públicas mexicanas cuentan con un reglamento o protocolo que norme su actuar en materia de prevención del acoso sexual.

En este contexto, El Colegio de Sonora aprobó su Protocolo de actuación para el acoso sexual, medida indispensable para prevenir estas conductas entre su comunidad académica y estudiantil. El acoso sexual es "toda interacción social no deseada ni consensuada, que derive en conductas y comportamientos invasivos, sea por ignorancia o por intención, que aludan al cuerpo y/o a la sexualidad. Puede ser de carácter físico, verbal y/o no verbal; presentarse una sola vez o de manera reiterada y provocar desde sensaciones de desagrado hasta percepción de riesgo a la integridad física y emocional" (Colson, 2018).

Con la puesta en marcha del Protocolo, El Colegio de Sonora se compromete a que la institución sea un espacio libre de acoso sexual, promoviendo una cultura de respeto a la dignidad, integridad y derechos humanos de todas las personas; generando mecanismos de difusión educativa y capacitación a la comunidad escolar sobre el acoso sexual y otras formas de violencia de género; garantizando asesoría, acompañamiento y salvaguarda del anonimato a las personas que consideren ser víctimas de acoso sexual; definiendo procedimientos administrativos para la indagación y, en su caso, sanción de los casos confirmados.

El trabajo de todas y todos quienes formamos parte de El Colegio de Sonora en pro de una cultura institucional de erradicación del acoso sexual contribuirá a la construcción de una sociedad sonorense más justa e igualitaria.

*Estudiante del Doctorado en Ciencias Sociales de El Colegio de Sonora. Generación 2018-2021. Línea Estudios en Salud y Sociedad.

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