El predial para el rescate municipal

Luis Fernando Puebla Corella*

Uno de los principales rasgos del poder municipal es que está basado y sostenido por la realidad más inmediata y concreta, es decir, es comunitario y no societario como el gobierno central. Por ello, es el espacio idóneo para la discusión de las decisiones que inciden en la vida cotidiana.

Desde hace 35 años, nuestra constitución mexicana ratificó ciertas responsabilidades al municipio, donde las más relevantes fueron las facultades para la administración del desarrollo urbano, el establecimiento de algunos impuestos, la libertad de formar su propio presupuesto, así como la prestación de algunos servicios. Entre otras cosas, el objetivo fue descentralizar funciones y deslindar parcialmente al poder federal de los asuntos locales.

Para nuestro infortunio, la imposición de esta política y sus derivaciones resultaron en una dependencia a las transferencias provenientes de la recaudación federal. En otras palabras, una nueva centralización basada en ls programas ofrecidos desde las oficinas de la Cd. de México. El municipio, de brazos cruzados, se ha dejado consentir por esta política, a tal grado que en 15% de las administraciones se ha desistido del cobro de predial, que es, de forma práctica, la única fuente de financiamiento local. Y, a su vez, provoca el riesgo de que la reducción del presupuesto federal golpee a las finanzas municipales como ha sucedido en los últimos años.

La obtusa visión de los ayuntamientos ha dejado a un lado la riqueza que la misma ciudad produce en su crecimiento orgánico, que al ser recaudada puede otorgar fuerza al ejercicio municipal para controlar los mecanismos de su desarrollo. Seguir bajo la inercia del financiamiento actual significa no reconocer a los ayuntamientos como la figura más inmediata al ciudadano para la toma de decisiones, es decir, el medio por el que es posible visibilizar las particularidades económicas, sociales, políticas y geográficas de la comunidad a afectar. Por lo tanto, es imperativo dotar de herramientas que potencien financieramente a los municipios y fortalezcan la autosuficiencia.

En este sentido, la riqueza mencionada parte de la relación que existe entre el desarrollo económico y los procesos de urbanización. El volumen de la recaudación está en función del capital en movimiento que, en el caso municipal, es el predial el instrumento base para crear este dinamismo.

El fundamento para incentivar por medio de este impuesto parte de una ciudad alentada por un mercado del suelo cada vez más arraigado a la sociedad. La ciudad termina produciendo un escenario en el que los beneficios se privatizan y los costos se socializan. El lucro por medio de terrenos implica dos cuestiones, la primera es la valorización por medio de un trabajo que el propietario no hizo, sino que el mismo municipio, con el dinero aportado por la sociedad, le otorgó por medio de infraestructura, equipamientos, cambios a la normatividad urbana, entre otros factores; mientras que la segunda, refiere a la especulación, es decir, la espera de que un terreno se valorice en el tiempo por medio de los factores mencionados en la primera.

Ambas cuestiones paralizan a la ciudad, ya que el mercado del suelo, por lo general, ofrece una renta más amplia y menos riesgosa que cualquier otro. En consecuencia, se afectan al resto de los mercados al desincentivar actividades generadoras de empleo como la construcción; y, paralelamente, la baja intensidad del suelo crea ciudades horizontales que implican, entre otras cosas, mayor dependencia al automóvil y aumentos en el costo de la infraestructura por habitante.

En este sentido, el predial ofrece una alternativa de financiamiento municipal que dinamiza a la ciudad por la presión que ejerce a aquellos inmersos en el mercado del suelo. La forma radicaría en el aumento proporcional del impuesto a partir de la intensidad en el uso del terreno, es decir, a mayor construcción, menor ajuste; así como mecanismos para la recuperación de la plusvalía que ahora es apropiada por el terrateniente, pero creada por la inversión pública.

*Estudiante del programa de maestría de El Colegio de Sonora.

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