La alimentación: un derecho rezagado
Esmeralda Landeros Flores*
La alimentación es un derecho que las y los mexicanos tenemos pues está establecido en la constitución Política de 1917. El artículo 4o explícitamente dice: “Toda persona tiene derecho a la alimentación nutritiva, suficiente y de calidad. El Estado lo garantizará”. Es decir que para el estado, la alimentación de los ciudadanos es tan importante como la seguridad, la salud o la educación.
A pesar de que la alimentación es un derecho, en México existen condiciones elevadas de inseguridad alimentaria, lo cual implica severos efectos para la salud de las personas, puesto que sabemos lo importante que es mantener una alimentación saludable para la prevención de enfermedades, sobre todo las enfermedades crónico no degenerativas. De acuerdo con los datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de Medio Camino 2016 (ENSANUT) el 70% de la población en México tiene algún nivel de inseguridad alimentaria.
¿Qué es la inseguridad alimentaria?
La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) establece que existe inseguridad alimentaria cuando las personas no tienen acceso físico, social o económico suficiente a los alimentos. Por su parte la Escala Latinoamericana y Caribeña de Seguridad Alimentaria (ELCSA) clasifica los siguientes niveles: inseguridad alimentaria leve que se presenta cuando se ha experimentado una disminución en la calidad de la alimentación, inseguridad alimentaria moderada cuando hay una disminución de la cantidad de alimentos, inseguridad alimentaria severa cuando un adulto o niño no ingiere alimento en todo un día, es decir, en el nivel más severo se presenta hambre en adultos o niños.
La ENSANUT 2016 utilizó la escala ELCSA para reconocer cómo se encontraba México en cuanto a inseguridad alimentaria. En la encuesta se hacen preguntas relacionadas con la alimentación de los últimos tres meses y con la situaciones relacionadas con la falta de dinero y otros recursos, se hacen preguntas como: “alguna vez ¿en su hogar se quedaron sin alimentos”, “¿usted o algún adulto en su hogar sintió hambre pero no comió?, ¿tuvieron que disminuir la cantidad servida en las comidas a algún menor de 18 años en su hogar?”, “¿algún menor de 18 años en su hogar sólo comió una vez al día o dejó de comer todo un día?”.
Si pensamos en nuestras propias situaciones familiares, al escuchar algunas de las preguntas de la encuesta podríamos no sentirnos identificados pero es preocupante saber que 2,587,456 personas del norte de México se encuentran en el nivel más severo de inseguridad alimentaria. Para el norte de México, según la ENSANUT 2016 un total de 6,752,565 personas están en algún nivel de inseguridad alimentaria.
¿Cómo enfrentar la inseguridad alimentaria?
Según el Doctor en economía Diaz-Carreno establece que el elevado crecimiento de los precios de los alimentos acompañados de constantes recesiones económicas y el lento crecimiento de los salarios es lo que contribuye al problema de la inseguridad alimentaria. Por lo que esta problemática debería estar siendo abordada como prioridad por el estado, sobretodo considerado que es un derecho de las y los mexicanos que por tanto no debe ser considerado como caridad.
Existen programas asistenciales que buscan ayudar a disminuir la problemática como el programa Prospera o el Banco de Alimentos, sin embargo como ciudadanos también hay maneras en las que podemos contribuir, por ejemplo solicitar programas de educación en alimentación y nutrición que se adapten a nuestras necesidades, podemos buscar asesoría nutricional en los Centros de Salud más cercanos, donde los especialistas en alimentación podrán darnos opciones saludables a bajos costos.
Es importante destacar el hecho de solicitar servicios cuando no los tenemos, porque es una de las maneras como las instituciones gubernamentales pueden establecer las necesidades de la población y dar pie a la creación de programas y módulos de atención oportunos.
*Asistente de investigación en el Centro de Estudios en Salud y Sociedad.
