El proyecto de educación rural

El proyecto de educación rural, escribe Ana Luz Ramírez Zavala en #FueraDeRuta.

En 1923 la SEP desarrolló el programa de educación rural con el que se pretendía cambiar las condiciones de vida de este sector, en donde se contemplaba a los pueblos indígenas. En éste se planteó difundir valores y elementos de identidad nacional por medio de festivales cívicos, actividades recreativas, campañas de diversa índole y competencias deportivas.

Para cumplir estos objetivos, la SEP creó distintas agencias como las misiones culturales, las cuales eran brigadas integradas por especialistas en diversas disciplinas y oficios, cuyo objetivo fue formar y capacitar maestros para atender las escuelas rurales.

Por su parte, en la escuela rural no sólo se pretendía alfabetizar a la población infantil y castellanizar a los indígenas, como parte de sus actividades y acciones también contempló la participación de la población adulta, pues dentro de sus programas se consideraba el fomento de la producción agrícola e industrial y la enseñanza de artes y oficios.

En el pensamiento de sus artífices la escuela rural se ideó como un “centro social para la comunidad”.

En este contexto, el maestro rural debía apoyar en la organización de cooperativas de producción y consumo; asesorar al campesino en la defensa de la tierra y promover la formación de uniones y comités agrarios, así como fomentar el mejoramiento de los servicios médicos y sanitarios. Además, debía mediar ante las autoridades regionales para conseguir el desarrollo de infraestructura como perforación de pozos; instalación de alumbrado y equipamiento deportivo, apertura de caminos, entre otros servicios.

En la práctica, funcionarios y maestros rurales se enfrentaron a distintos escenarios, lo que en pocos años determinó la transformación del proyecto a un sistema educativo que pudiera adaptarse a las condiciones ambientales y culturales de cada región, sobre todo para la atención de las comunidades indígenas. En este marco, se crearon otras instituciones educativas pensadas para la instrucción técnica, teniendo en cuenta el aprovechamiento de los recursos naturales de cada región.

En Sonora, uno de los avatares que la escuela rural tuvo que sortear fue el cierre de escuelas por falta de maestros debido al aislamiento y las condiciones de vida extremas en algunas zonas, por lo que la misión resultaba poco atractiva para los docentes; la deserción escolar también provocó la clausura de éstas.

Fuentes: Sáenz, 1926; Arnaut, 1998; De la Peña, 1998.

*Profesora-investigadora en El Colegio de Sonora.