El antifeminismo, un contramovimiento visible

El antifeminismo, un contramovimiento visible, escribe Raffaela Fontanot Ochoa en #FueraDeRuta.

Más allá de las “guerras entre sexos” promocionadas en programas de radio y TV, que son tema de eventos familiares y conversaciones entre colegas de trabajo; un equipo de investigación de la Universidad de Barcelona, España dentro del proyecto -visibilizar y dimensionar el problema de las violencias sexuales y de género en las universidades- (SeGReVUni), se dedicó a estudiar los tipos de antifeminismo en la web y redes sociales por tratarse del lugar donde se vuelcan y registran sus diferentes manifestaciones, dentro de un método de búsqueda de palabras claves desde el año 1864 a 2020.

Los resultados parciales presentados por el psicólogo social Jordi Bonet en la revista digital teknocultura, han servido para confirmar la existencia de un bien organizado contramovimiento a los feminismos de las últimas décadas y para entender mejor el origen y tipo de violencias que ha suscitado por lo menos en los países de Occidente, además de erigirse como un nuevo campo de estudio.

El antifeminismo se asemeja a una “resaca” de las llamadas “olas” o periodos del feminismo, un buen ejemplo es el sufragismo, porque movilizó a grupos conservadores recelosos ante el aumento de la participación política y pública de las mujeres. En el siglo XXI, con la preeminencia de las redes sociales en internet, circulan las embestidas de los grupos religiosos y masculinistas e incluso de jefes de Estado, formando parte de la cotidianidad virtual.

Entre las consecuencias de los ataques de violencia cibernética contra mujeres a través de sus redes personales donde denuncian o comparten diferentes hechos como los relacionados con el acoso sexual, los feminicidios, la violencia política e incluso al posicionarse como feministas, está el ponerlas vulnerables frente a agresiones directas durante acciones políticas como marchas y otros eventos públicos dentro de casos registrados por denuncias en fiscalías de toda la República Mexicana desde el 8 de marzo de 2020.

También el monitoreo a los medios por parte de grupos y colectivos identificados con el feminismo o los derechos de las mujeres, ha servido para detectar referencias negativas a la lucha feminista o comentarios denigrantes hacia las mujeres en discursos oficiales los cuales provinieron de viva voz de representantes de instituciones o jefes de Estado.

Según Francis Dupuis-Déri, integrante del grupo interdisciplinario de investigación sobre el antifeminismo (GIRAF) por sus siglas en francés, los Jefes de estado de izquierda o derecha, que han sido señalados por declaraciones hostiles a las mujeres y el movimiento feminista, tienen como característica en común su nacionalismo.

El nacionalismo de Estado no sólo se manifiesta como medidas económicas proteccionistas, su eje es la familia tradicional y medio de cohesión social, donde el jefe y voz autorizada es el padre y el papel principal de las mujeres es el de madres y esposas. Es por esta razón que la frase de Jair Bolsonaro, presidente de Brasil que representa a la ultra derecha en el poder: "No emplearía (hombres y mujeres) con el mismo salario. Pero hay muchas

mujeres competentes" y estas otras declaraciones del presidente de centro izquierda Andrés Manuel López Obrador en México: “Ahora con la simulación del feminismo empiezo a escuchar –rompe el pacto- (patriarcal). Son expresiones importadas, copias” coincidan dentro del significado de antifeminismo.

 

Raffaela Fontanot Ochoa, egresada del programa de Doctorado en Ciencias Sociales de El Colegio de Sonora.