La nomina de ‘chayoteros’

La filtración de nombres y montos de dinero de periodistas reales y supuestos que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador balconeó la semana pasada constituye un atentado sin precedentes contra la libertad de expresión y deja bajo la mira de millones de fanáticos de la “4-T” a respetables y reconocidos informadores, articulistas y ensayistas, así como a farsantes cuyo desempeño como “golpeadores” y lambiscones por encargo los mantenían en anonimato virtual.

Se trata de una relación de contratos publicitarios y nada precisos “gastos de comunicación” durante el gobierno de Enrique Peña Nieto, exhibida luego de que el Presidente prometiera que haría pública una nómina de “chayoteros”.

Todavía en los años 70 se le llamaba “embute” al soborno que muchas dependencias oficiales y organismos ligados al priato (sindicatos, por ejemplo), a través de sus oficinas de prensa, daban a reporteros de la fuente: mesadas en ocasiones mayores al bajo salario que les pagaban los medios, a la sazón diarios y revistas que abonaban a la corrupción con comisiones por publicidad.

Son 36 los ventaneados a quienes la administración peñista, en palabras del Presidente de la República, habría “apoyado” entre 2013 y 2018 con un total de mil 81 millones 715 mil 991 pesos. Al menos dos admitieron desde el viernes la veracidad de los datos en que se les implicó, lo cual perfila como cierto lo difundido sobre los 34 restantes.

El daño al honor de todos ellos es incuantificable, pero mayor y por demás injusto para quienes hacen su trabajo con probado profesionalismo, como es el caso de uno de los intelectuales más irreprochables y reconocidos dentro y fuera México, Enrique Krauze, pero también Joaquín López-Dóriga, José Cárdenas, Jorge Fernández Menéndez, Roberto Rock, Francisco Garfias o Daniel Moreno, por citar algunos.

Que sus acreditadas empresas hayan sido consideradas para la publicidad gubernamental es por demás lógico, como incomprensible que otras de poca monta o ayunas de prestigio lo fueran igualmente.

¿Y quiénes son los prometidos chayoteros?

Krauze (Editorial Clio, Libros y Videos, México Siglo XX, Editorial Vuelta, Letras Libres), autor del ensayo “El mesías tropical” (2006), parece ser la “presa mayor” a denostar, sobre todo luego del ridículo que hicieron devotos de la “4-T” al intentar involucrarlo en una conspiración para que, con un documental intrascendente sobre populistas, López Obrador perdiera en la elección reciente.

El Presidente afirma que no fue su gobierno el filtrador, sino que solo proporcionó los datos al INAI, y éste jura y perjura que tampoco. ¿Quién entonces tiró la piedra y escondió la mano?

Si se quiere transparentar en serio, ahora que se balconee a los “periodistas” y cartonistas “comprometidos” de cuestionable “izquierda” cooptados en instituciones del Estado que los favorecidos asumen, con supina desvergüenza, como medios de propaganda del gobierno.

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