Otro crimen de Estado que abortará

Cuando los matones de los Arellano Félix acribillaron al cardenal Posadas Ocampo por confundir su Grand Marquis con el de su verdadero objetivo, “El ChapoGuzmán, varias líneas de investigación fueron trazadas, pero desde un principio se supo que el prelado fue víctima de un “fuego cruzado”.

Entre lo descartado estuvo que su muerte fue deliberada porque iba a denunciar nexos entre políticos y narcotraficantes y su sucesor, Sandoval Íñiguez, intentó imponer la vacilada de que fue un “crimen de Estado” maquinado por Salinas de Gortari.

Sin embargo, el procurador panista de Ernesto Zedillo (quien por “el error de diciembre” y el encarcelamiento de Raúl Salinas rompió con su predecesor), Lozano Gracia, confirmó lo mismo que Carpizo:

Posadas fue muerto en medio de la balacera.

Algo semejante ocurrió con el homicidio de Colosio.

Mucho se especuló, pero se trató de algo más bien común: el “asesino solitario” fue Mario Aburto, como quedó corroborado en el estudio del último fiscal del magnicidio, González Pérez.

A pocos días de que sea creada la Comisión de la Verdad sobre el caso de Los 43, el diario La Razón dio cuenta de que para el subsecretario de Derechos Humanos de Gobernación, Alejandro Encinas, los esfuerzos de la nueva instancia se centrarán en averiguar las identidades de “El Patrón” y “El Caminante”, a pesar de que la PGR determinó ya que el primero se llama Alejandro Tenescalco, de Los Bélicos (grupo de sicarios) miembro de la policía municipal de Iguala, y que el otro fue quien coordinó a unos 20 guerreros unidos para ultimar a los normalistas de Ayotzinapa (esto se sabe a partir de la detención de Ramiro Ocampo Pineda “El Chango”).

Para dar con esos dos, la Comisión tiene ya por dónde comenzar, pero difícilmente llegará a una conclusión distinta.

Sin embargo, la perla negra en estas vísperas es la petición del representante legal de los padres de los jóvenes, Vidulfo Rosales:

La Razón informa que quiere se retire del expediente o haga caso omiso de todo lo relacionado con el basurero de Cocula, pese a que científicamente se avaló su incendio y a que peritos de la PGR y de la CNDH confirmaron que allí fueron quemados al menos 19 cadáveres.

Los detractores de la “verdad histórica” insisten en culpar al gobierno federal del atroz fin de los estudiantes y buscan otra identidad para El Patrón, de preferencia el ex gobernador priista Rubén Figueroa (oriundo de Huitzuco, odiado por la guerrilla a la que reprimió: el del capítulo Aguas Blancas y quien combatió al Centro Tlanchinollan de Rosales).

De quitar de la mira pública a los perredistas y protomorenistas que gobernaban entonces Iguala y Guerrero, sólo faltará ligar a Figueroa con Salinas y a éste con Peña Nieto para que, como en los casos Posadas y Colosio, se necee con tratar de inventar un apetitoso “crimen de Estado”. 

Todo indica que sus promotores fracasarán.

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