Una mentira tras otra

Me reprocha el presidente de la Fundación Rosenblueth comparar la destrucción de “una estatua de Buda en Siria” (en realidad los Budas gigantes de Afganistán) con la consulta sobre el NAIM.

Falso: lo equiparado fue su demolición, como sucederá con lo hecho en la obra condenada a muerte.

Sin argumentos, dice, califiqué de “regresiva” la cuarta transformación, lo cual atribuye “la imaginación y la capacidad de autoengaño” mías.

Confundido, le sorprende que yo estime aquellas destrucciones “de monumentos históricos y de alto contenido simbólico con la consulta pacífica” tan deplorables como la destrucción de lo que se haga del extraordinario proyecto al que aplicarán la eutanasia porque “no sería otra cosa que un monumento para celebrar el gran negocio inmobiliario de un sexenio que termina hundido en el descrédito y la ignominia”.

Por el contrario, lo he supuesto un aeropuerto también “simbólico” de lo que merecemos los mexicanos y que, por la calidad de su concepción, sería una gran obra en la historia de México (como lo son el Palacio de Bellas Artes, las viejas pulquerías que sobreviven o el Museo Nacional de Antropología).

Se pregunta si veo “el mundo al revés” por aquello de “regresiva”, ya que la cuarta transformación la juzga el articulista invitado como “una nueva forma de gobernar, cuya esencia es lograr un cambio para dejar atrás los tiempos en que las decisiones de los gobernantes se hacían en beneficio de los ricos y cuyo precio era siempre pagado por los que menos tienen”.

Con esa lógica, doctor, ni Gustavo Díaz Ordaz habría iniciado el Metro ni Andrés Manuel López Orador el Metrobús.

Y no, doctor, ni estoy “profundamente enojado” ni tengo en el NAIM “intereses económicos personales”.

Falso botín el área del Benito Juárez

Igual que le hicieron creer aviesas mentiras para que decidiera remendar aeropuertitos en vez de continuar en Texcoco la construcción del NAIM, Andrés Manuel López Obrador le da crédito a la patraña de que se iban a emprender “negocios que se proyectaron hacia el futuro” para el terreno del Benito Juárez.

A través de un video subido a las redes, afirma:

“En el fondo, lo que estaba de por medio en la construcción del aeropuerto de Texcoco era quedarse con los terrenos del actual. Ya tenían pensado hacer una especie de Santa Fe”.

Y dice que llegó a ver “el anteproyecto”.

Aunque la propiedad es federal, lo cierto es que el uso de suelo lo determinaría el Gobierno de Ciudad de México.

En el plan abortado se sugiere que la terminal 1 se aproveche como centro multimodal de transporte y la 2 para una universidad o un auditorio; 100 hectáreas de área verde, 70 para vivienda, 70 para destinos logísticos (negocios) que generen empleo en esa empobrecida región y una pista o avenida de enlace con lo que iba a ser el NAIM.

La decisión, pues, la tomarían… 

¡AMLO y Claudia Sheinbaum!

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