Tres perlas de ética política

En alto contraste con la actualización de la cartilla de Alfonso Reyes que AMLO quiere se llame Constitución moral, prominentes activistas de la coalición que arrasó en las elecciones no se comportan con decoro.

La bajacaliforniana Alejandra del Carmen León Gastélum, ganadora por Morena de un escaño, dedicó el 1 de julio 48 horas de triunfo embriagador a los que “se chingaron, cabrones; se quedaron como cucarachas fumigadas, voy a ser la senadora del pueblo”, empinándose una botella de champaña y protagonizando un pornovideo.

El partido le suspendió sus derechos políticos… por un triste año de los seis en que legislará.

Dos días después, Gerardo Fernández Noroña les gritó “¡traidores!” a los presidentes de las mesas directivas del Congreso, Porfirio Muñoz Ledo y Martí Batres Guadarrama.

Y esta semana, la dirigente nacional de Morena, Yeidckol Polevnsky, sorrajó el xenófobo “el españolete éste” al madrileño José Manuel Sanz, brazo derecho del gobernador electo de Morelos (a quien se refiere como “el futbolista”), Cuauhtémoc Blanco.

Emociona imaginar cuál será su aporte ético a la cuarta transformación…

 

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