Gracia, no ley, para Salgado Macedonio

Gracia, no ley, para Salgado Macedonio, escribe Carlos Marín en #ElAsaltoALaRazón

Mal que se “linche” al probable violador. Ajá. ¿Y los “linchamientos” de tanto “adversario…”?

AMLO acierta cuando, sobre los cargos penales a su correligionario Salgado Macedonio, comenta:

“Imagínense, asuntos que tienen que ver con ‘violación’. Ese tipo de acusaciones es muy fuerte, pero ‘tampoco se pueden hacer linchamientos políticos’ (…). Corresponde a la autoridad resolverlo y cuidar que no se utilicen estos casos con propósitos políticos electorales o politiqueros…”.

Su razonamiento, sin embargo, parte de premisas alrevesadas:

“‘Primero’ hay que tenerle confianza al pueblo. ‘La gente es la que decide’, si se hacen encuestas y la gente dice ‘estoy de acuerdo con esta compañera, este compañero’, pienso que se ‘debe de respetar’ (…); dejarle el asunto, si es político, al pueblo. Y, ‘segundo’, a la autoridad, al Ministerio Público, a los jueces”.

No. Desde luego que no. Y nadie ha puesto en duda que la mayoría consultada en las encuestas de su partido quiere a Salgado Macedonio como gobernador.

Lo que se cuestiona es que Morena, con el respaldo presidencial, postule a un sujeto de tan deleznable imagen, sobre quien pesan acusaciones de cinco mujeres agraviadas que merecen mucha mayor credibilidad que el personaje del nauseabundo escándalo.

Y la voluntad popular va “después” que la justicia.

Convencido de que el pueblo “es sabio”, “nunca se equivoca” y el de Guerrero “no es menor de edad”, López Obrador olvida, por citar un solo caso, que el de Iguala hizo presidente municipal a José Luis Abarca, el presunto asesino ligado a los narcotraficantes de Guerreros Unidos que asesinaron a los normalistas de Ayotzinapa.

Sugiere, pero en “segundo término”, “que la justicia actúe, que se vea si existen elementos, pero también ‘que se conozca el contexto’, que estamos hablando de una elección”.

Yerra de nuevo: la procuración e impartición de justicia son para investigar y castigar delitos específicos, independientemente de los entornos políticos, económicos, religiosos, culturales y sociales. Los delincuentes deben ser castigados. Al MP y a los jueces lo que menos debe importarles es si el “pueblo” idolatra o no a los criminales, si se está en periodo electoral o de pandemia. Tampoco, dicho sea de paso, si se conocen las acusaciones por lo que AMLO imagina una “campaña mediática”.

De que “tampoco se pueden hacer linchamientos políticos” (lo civilizado y legal es la presunción de inocencia,), lo mejor sería que el Presidente respetara su atinada recomendación porque abundan ejemplos en que hace suyos chismes, acusaciones, especulaciones y señalamientos que ninguna autoridad ha demostrado (¿qué tal su sevicia contra García Luna o el general Cienfuegos en un principio; sus incontables “chayoteros y corruptos neoliberales” o las presuntas pero indemostrables “órdenes” de sus predecesores a las Fuerzas Armadas para “masacrar al pueblo”?

Con la “4T” en desordenados frentes de batalla, al necear con su “grácil” candidato, a Morena no le importa ofender a las mujeres de todo el país que, como las guerrerenses que aman a Salgado, votarán también para diputados federales el próximo junio…