...Y Luis se salió con la suya

Desde un principio, la idea de que la Belisario Domínguez post mortem se le otorgara a Gonzalo Miguel Rivas Cámara me pareció una ingeniosa provocación sin destino.

Provocación porque Luis González de Alba refulgió como provocador entre los líderes del movimiento del 68, y porque lo siguió siendo hasta su muerte en cuanto tema de que se ocupó, a partir de una indeclinable posición de izquierda y ejerciendo siempre su "salvaje libertad" (Aguilar Camín dixit).

Sin destino, porque el factor Ayotzinapa (con su crónica complejidad anterior al sacrificio de Rivas en diciembre de 2011 y atizado casi cuatro años después por el caso Iguala) me parecía un escollo insalvable para el Senado, parte de uno de los Tres Poderes.

Ahora se antoja impensable que la decisión de la comisión respectiva sea rechazada por el pleno del Senado.

Cuando la ultraderecha toma el poder en EU e ignoramos todavía las consecuencias para los mexicanos de allá y aquí, y para todo el mundo, la medalla y las reacciones en contra pueden volverse otros distractores para enfrentar el tsunami…

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