A hijos no se cobran deudas de padres

A hijos no se cobran deudas de padres, escribe Carlos Marín en #ElAsaltoALaRazón.

La jefa de Gobierno capitalino, Claudia Sheinbaum, deslizó lo que parece inicio de insensatas decisiones: el improbable retorno del Cristóbal Colón a su pedestal en la avenida Reforma.

“‘A lo mejor valdría’ –dijo–, ahora que se está restaurando, ‘una reflexión colectiva de qué representa’, sobre todo hacia el próximo año” (700 años de la “fundación lunar” de Tenochtitlan, 500 de la Conquista, 200 de la Independencia), y se revise “esta visión que todos aprendimos del ‘descubrimiento de América, como si América no existiera antes de que llegara Colón…”’.

Con su lógica, ningún reconocimiento merecen quienes hallaron agua en Marte, Darwin y sus contribuciones a la botánica, la geología, la zoología y la evolución; los decodificadores de la estructura molecular de la vida y el genoma humano ni todos quienes han “descubierto” algo preexistente.

De paso, Sheinbaum puso en capilla el nombre que lleva un tramo de la avenida que también se llama Hidalgo, San Cosme y Calzada México-Tacuba:

“O, por ejemplo, la calle de Puente de Alvarado, cuando Alvarado fue uno de los principales, ¿cómo lo podemos decir?, que generó esta terrible masacre de los mexicas en el Templo Mayor. Valen la pena, hacia el próximo año, estas reflexiones, de historiadores, de ciudadanía, de todos frente al próximo año…”.

¿Y desaparecerán del espacio público nombres de independentistas, reformadores y revolucionarios que ordenaron o cometieron matazones?

La reapertura de heridas ya cicatrizadas y su mezcla con peticiones de disculpas a España y el Vaticano me llevó a publicar ayer que México no era país y que los descubridores y conquistadores venían de un lugar que tampoco lo era: el reino de Castilla y Aragón, pero lo cierto es que en el milenio anterior a Cristo la península ibérica (incluido Portugal) fue llamada por los fenicios (fundaron Cádiz) i-spn-ya, y que dominada por Roma (Siglo III AC) se conoció como “Hispania”.

Un querido y acucioso amigo me regaló esta explicación del periodista César Cervera, especializado en Historia:

“Los reinos medievales eran estructuras débiles y poco unificadas. No fue hasta el comienzo de la Edad Moderna, con la reducción del poder de la nobleza y el clero, cuando surgieron los embriones de los estados modernos por toda Europa. El intento español corrió a cargo de los reyes Católicos, Fernando de Aragón e Isabel de Castilla, que unificaron las dos coronas más poderosas de la península en 1469 y cuyos descendientes heredaron una algarabía de reinos ibéricos, también Navarra y Granada, que se conocían, entre otras denominaciones, como “las Españas”. El Descubrimiento de América y la Conquista de Granada, ambos hechos acontecidos en 1492, están considerados simbólicamente como el origen de la España moderna”.

El descubrimiento y la conquista de México, pues, fue obra de España, pero los españoles de hoy no tienen de qué disculparse con los mexicanos de ahora, que no fueron descubiertos ni conquistados por sus ancestrales paisanos.