Rosario Piedra se autodescalifica

Rosario Piedra se autodescalifica, escribe Carlos Marín en #ElAsaltoALaRazón

Las escuetas preguntas de Fernando Collado en el “Tragaluz” y las escuetas respuestas de Rosario Piedra Ibarra delinean el deprimente retrato de la inexplicable presidenta de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos:

–¿Su fragilidad?

–Yo misma.

–¿Algún nuevo temor?

– “De mí misma”.

Nada más...

Si la confesión desata especulaciones propias de psicoanalistas, procede añadir que lo temible es que en sus manos esté una entidad que en pocos días muestra ya visos de chatarrización.

En alusión a su desaseado arribo al puesto, Collado preguntó:

–¿Lo que mal empieza mal acaba?

–No siempre.

–¿Qué le vio el Presidente para proponerla como presidenta?

–Él no me prepuso.

–¿Le está cumpliendo...?

Da esquinazo a lo que se le planteó:

–Al pueblo le voy a cumplir.

–¿Para qué llegó?

–Para transformar el país…

–¿Se puede dirigir la CNDH?

–Con resentimiento no, con esperanza sí.

–Importa saber qué opinión le merece la CNDH.

–Hacer que funcione y realmente sea una “ayuda para el pueblo”.

–¿Cómo se la dejaron?

–Muy mal.

–¿Qué fue lo más mal que dejaron?

–Más bien, “¡qué no dejaron mal!”: las finanzas, la simulación, ¡un elefante blanco!

Y aquí su incapacidad para ser congruente con lo que dice:

–¿Va a denunciar?

–No se trata de denunciar, “se trata de seguir adelante”.

–¿No hay queja lista para su antecesor?

–No.

–¿Respeta a la Comisión?

–Sí, la respeto.

¿Por fin?

Y además da golpes bajos:

–¿Trabajará con las organizaciones internacionales?

–Más bien que trabajen con las víctimas.

–¿No lo han hecho?

–No lo han hecho. Más bien “han avalado acciones del gobierno”.

Y como fanática de la “4T”, acata la línea de linchamiento:

–¿Hay que defender al INE?

–¿Defender al INE? “¡Que se defiendan solos!”

Luego, la desgracia de su ignorancia supina:

–¿Usted sí tiene claro qué es un”feminicidio”?

–Lamentablemente, sí.

–¿Qué es?

–Algo muy doloroso que se está cometiendo de una manera alarmante en el país.

Contradicciones de colección, sobre todo después de haber descalificado la más abundante y acuciosa de la historia, la del caso Iguala:

–¿Qué va a hacer con las recomendaciones anteriores?

– “Darles seguimiento”, aunque no sean de mi presidencia.

Morenista consecuente:

–¿Sabe cuántos asesinatos lleva el gobierno de AMLO?

–¿El gobierno de AMLO?

Los grupos.

No puedo decir que un gobernante haya matado.

–¿Eso mismo lo puede decir de Calderón?

–¡No, no, porque él declaró una guerra!

Militante hasta las cachas:

–¿Rosario Robles es una presa política?

–Habría que analizar el caso.

–¿Están garantizados sus derechos humanos?

–Sin duda, sean presos políticos o no, se deben garantizar.

–¿Ya ha ido a verla?

–No.

–¿No se ha violentado su debido proceso?

–Estamos revisando una queja que llegó.

Hasta el momento “no hemos encontrado nada”.

Pateando el pesebre:

–¿Para qué desaparecer la oficina especial del caso Iguala?

–Por “ineficaz”.

–¿Viven los estudiantes de Ayotzinapa?

–Tenemos esperanzas de que sí.

–¿Sí?

–No podemos matarlos ni con el pensamiento.

Pero algo cree de la “verdad histórica”:

–¿Falta que liberen a los Abarca?

–Sí, ¡imagínese...!