El tiempo se ha ido muy rápido

La autora es coordinadora del Seminario Niñez Migrante de El Colegio de Sonora.

“Hola Doctora, en enero cumplí los 14, el tiempo se ha ido muy rápido, me acuerdo cuando celebramos mis 13 en el colegio, me he portado bien, la extraño mucho”.

Estas fueron las palabras de Raúl, un guapo jovencito con grandes ojos brillantes, llenos de energía, que ingresó al Programa de Asesorías Escolares Gratuitas del Seminario Niñez Migrante de El Colegio de Sonora en agosto del 2019 en ese entonces tenía 12 años de edad.

Él y su hermana Laura nacieron en Tucson, Arizona y tuvieron que regresarse a Hermosillo debido al vencimiento de la visa de trabajo de su padre.

Los menores viven con sus abuelos quienes se encargan de su educación.

El lunes hablé por teléfono con Raúl y sus abuelos, la señora me dijo que estaba “rematada de sus piernas”, se le dificulta mucho caminar, el señor por otra parte, de casi 82 años de edad, comentó que se encontraba muy bien de salud, que salía lo indispensable “solo a mandaditos, a la farmacia o al súper, nos cuidamos mucho”.

Raúl y su hermana son ejemplos de niños, niñas y adolescentes migrantes retornados a Hermosillo que están siendo cuidados por abuelos. El rol de los abuelos en la educación de sus nietos, aunque fundamental, ha sido olvidado y poco reconocida. Es admirable como los abuelos de este par de hermanos están al pendiente de las necesidades educativas de los niños. Desde que inició la pandemia tuvieron la idea de inscribirlos en la escuela en Phoenix la cual llevan de manera virtual desde Hermosillo a la par que el programa Aprende en Casa. Recientemente llegaron de Phoenix donde estuvieron del 06 de abril al 04 de mayo ya que Raúl y su hermana tenían que presentar exámenes para validar el ciclo escolar.

Como requisito para pasar el año en la escuela de Phoenix tuvieron que ir a presentar los exámenes. No hubo problema para ello, pues los abuelos cuentan con residencia permanente, así que ellos viajaron hasta Nogales, Sonora y un pariente los recogió para cruzar todos juntos en carro hacia Arizona.

Comenta la abuela de Raúl que su esposo se iba a la escuela con Raúl y se quedaba todo el día esperándolo mientras presentaba sus exámenes, a veces se llevaba a la hermana de Raúl para que le ayudara a traducir al español algunas indicaciones que le daban, en otras ocasiones se llevaba a Raúl para esperar que su nieta terminara los exámenes y que Raúl le sirviera como traductor.

Los abuelos esperan que sus nietos pasen los exámenes, de ser así Raúl pasaría al tercer año de secundaria y su hermana al sexto año de primaria.

Todavía no saben si en el siguiente ciclo escolar podrán continuar cursando la escuela en ambos lados de la frontera, lo que sí es importante decir es que esta dinámica muestra la necesidad de recuperar la perspectiva transfronteriza en la educación, como lo advirtió recientemente el colega José Manuel Valenzuela: “Vivimos tiempos aciagos, donde la condición fronteriza y transfronteriza se vuelve más visible, estratégica y apremiante.

La Secretarías de Educación Pública y de Cultura necesitan recuperar la perspectiva transfronteriza.”

Lo anterior es el gran desafío que tiene el gobierno federal.

Sin embargo, considero que los estados fronterizos como el de Sonora cuenta con todo para implementar desde ya esta perspectiva, esperemos que así sea.

La autora es coordinadora del Seminario Niñez Migrante de El Colegio de Sonora.