Honor hasta el cielo y amistad inquebrantable

El autor es Licenciado en comunicación y medios digitales.

A pesar de que mis habilidades atléticas nunca han sido excepcionales, mi gusto por los deportes es una de las características más representativas de mi persona. Durante mi etapa escolar, en

preparatoria, hubo un torneo interno en el que participaban equipos de todos los semestres, en el que mis amigos y yo decidimos participar.

Realmente no jugué mucho, pero el equipo salió adelante y ganamos todas las rondas hasta llegar a la final. Una final que no recuerdo, no estuve presente. Yo estaba jugando en otra parte, en una funeraria. Estaba pasando el peor momento de mi vida debido a que había fallecido mi abuela.

Perder un ser querido siempre es difícil. Mi relación con mi abuela era preciosa, ella estuvo para mí en los mejores y peores momentos de mi vida. Agradezco de todo corazón a todas las personas que me acompañaron en esa situación que hasta la fecha sigue doliendo. No tengo un afán de relacionar todo con el deporte, pero esta anécdota tiene gran relación con el ámbito deportivo.

Llegó el momento del entierro y me sentí como un entrenador con un discurso  motivacional para ganar la final de un torneo. Recuerdo que en aquellos años habían nacido dos primos, eran unos bebés.

“Me duele que ellos no tendrán  la oportunidad de conocer a la gran persona que fue mi abuela, todos debemos encargarnos de transmitirles a ellos la esencia y corazón que tuvo”.

Fueron las palabras que pude expresarle a mi familia en medio del dolor. Esa es la historia que puedo contar desde mi realidad ya que no pude estar en la final del torneo. Ese partido se perdió y

no se pudo lograr el objetivo, pero mi equipo me mandó una fotografía en la que posaban junto a una camisa con mi nombre.

La final se perdió, pero el sentimiento de ese momento es indescriptible, sentí un apoyo inmenso de parte de un equipo deportivo que muchas veces se convierte en una familia.

Es probable que perdamos contacto con las personas con las que compartimos momentos únicos, también es un hecho que la muerte la tenemos todos asegurada, pero a veces debemos detenernos a tener un gesto lindo y empático con los demás, realmente puede tener un impacto positivo en las personas, aunque sea una simple foto.

El autor es Licenciado en comunicación y medios digitales.