El adiós a un mejor amigo

La autora es corresponsal de Expreso en Cajeme. Licenciada en Derecho por la Universidad La Salle Noroeste. Diplomado en Ciencias Sociales y Antropología Filosófica. Integrante del Colectivo Teatro P.M.

Coincidir con personas se vuelve más difícil con el paso del tiempo en este mundo tan cambiante y tan caótico.

Encontrar personas que compartan tus mismos gustos y actividades parece deporte extremo. Ser aceptados como somos a pesar de nuestros defectos no es tarea fácil.

A lo largo de nuestras vidas vamos cosechando amistades que se vuelven para siempre o solo momentáneas. Dejar ir y dejar llegar son conceptos que con la edad uno adopta como ciclos naturales de la vida.

En el 2016, tuve la oportunidad de hacer teatro musical por primera vez en mi vida, gracias a la invitación de un joven guionista cajemense que a la vuelta de unos meses se convirtió en mi mejor amigo. Consciente de su gran talento, hace poco tiempo lo invité a escribir una columna para este espacio sin que se animara a hacerlo.

Hace unos días, a través de WhatsApp mi mejor amigo decidió decirme adiós con 558 palabras que reflejan años de resentimiento, coraje y hartazgo que jamás conocí hasta el minuto en que lo leí.

Con cada letra pude sentir cómo se desahogaba de tantas cosas que yo no sabía porque jamás se atrevió a decirme en persona.

Me pareció tan interesante la manera en que lo proyectó, que en esta columna quisiera compartirles unos extractos del adiós de un mejor amigo con la esperanza de que ustedes puedan prever una situación así con los suyos, antes de que sea demasiado tarde como para mí.

“Buena noche, Alejandra. Hoy para serte muy sincero me sentí mal por esos arranques que tienes tan egoístas. Me estresé y lloré porque me hiciste el corazón chiquito. Hoy me sumo a esa lista interminable de personas que se alejaron de ti, pues sinceramente me cansé de siempre tratarte con pincitas para que no me digas algo malo.

Estoy hasta la...de ser un amigo complaciente y que no recibe nada a cambio, estoy, de verdad, cansado de que se tenga que hacer todo como tú quieres y cuando quieres, ya que tú decides qué escuchar, qué ver, qué hacer, etc. Pero nunca se pueden hacer cosas que a mí me gustan, y si en alguna ocasión se hizo algo que yo quería, no había más que críticas hacia esa actividad. De verdad me dolió mucho tu actitud de hoy. No, las cosas así no se hacen.

Por eso hoy te suelto y avanzo sin ti. Lloré como si me rompieran el corazón y no se vale, eso no es de amigos. Porque entre todos los chicos del elenco a quien sentía más cercana era a ti, pero al parecer yo no era ese para ti, ya que no te importó darme más trabajo buscando a alguien para el proyecto, hacer que ponga más de mi tiempo y me llene de estrés. Yo como amigo no lo haría, pero esto me abrió los ojos, y hoy por hoy sé que no merezco una amistad a medias y así de egoísta.

No te voy a decir que te odio ni nada de eso, porque te quiero, pero con el paso del tiempo he aprendido que querer de un lado no nivela y que el mejor regalo es el amor propio y buscar la paz mental. Así que desde hoy te digo adiós, yo ya no quiero ser tu amigo, porque tú no quisiste ser mi amiga. Espero te vaya muy bien, coseches éxitos siempre y encuentres esa complicidad y gustos que tienes con alguien que no sea yo. Porfa no me busques porque ya no tendré tiempo para ti, porque estaré enfocado en mí”.

Adiós mejor amigo.

La autora es corresponsal de Expreso en Cajeme. Licenciada en Derecho por la Universidad La Salle Noroeste. Diplomado en Ciencias Sociales y Antropología Filosófica. Integrante del Colectivo Teatro P.M.