Primeros cien días de Biden

El autor es internacionalista.

Tradicionalmente en Estados Unidos, su nuevo Presidente, ahora Joseph R. Biden, presenta un informe de lo realizado durante sus primeros cien días de Gobierno ante las Cámaras de representantes y de senadores, en el Congreso Federal en Washington D.C.

El informe está disponible en las redes donde, en su comparecencia frente a exigentes parlamentarios, se pueden apreciar sus atributos de político experimentado y moderno estadista. Como

bien lo define un Colega al decir que Joe Biden, es un político que durante su larga vida jamás permitió que el odio envenenara su alma.

En tal virtud, sus discursos son en un tono mesurado, empático, cordial y certero. Los Estados Unidos, México y todos los pueblos requieren gobernantes así, que los salven de la confrontación y resentimientos sociales.

Tipo Biden, necesitamos dirigentes que convoquen y unan a todo el pueblo en tareas de trascendencia e inteligencia superior. Durante su comparecencia, observamos un político tranquilo, optimista, cuyo inmediato desafío nacional es ordenar su país, después de la caótica administración anterior.

Enfrenta grandes retos domésticos: enfrentar la pandemia del Covid 19, y aplicar 400 millones de vacunas para controlarla; acelerar la economía por arriba del 5% de crecimiento anual, invirtiendo 1.9 billones de dólares en obras de infraestructura y ayudas sociales y empresariales; atender la emergencia migratoria de 11 millones de migrantes que desde hace años residen en Estados Unidos, así como regularizar la estancia de un millón de jóvenes dreamers; y además tendrá que controlar el armamentismo interior , la violencia racial, la polarización, la vileza policial y los tiroteos.

En su política internacional, de inmediato contrasta con su antecesor al detener el nefasto muro con México y regresar al acuerdo de París para el control de las emisiones globales que disminuyan el calentamiento global; asimismo inicia el retiro del ejército en Afganistán después de la más larga guerra de su patria desde hace más de 20 años; retoma platicas con Irán; rechaza saludos del dictador norcoreano; protesta el genocidio de China contra musulmanes; expulsa espías rusos y llama asesino al Presidente Putin; y flexibiliza agravios que Trump había impuesto

Canadá, entrevistándose con Justin Trudeau en  dos ocasiones; entre otras acciones multilaterales.

Respecto a México, recientemente, la relación se complica; y, la razón es que se han cometido varios errores diplomáticos o de cortesía política que resaltan la diferencia, por ejemplo, en la más cordial y muy afectuosa relación de la diplomacia mexicana con otros mandatarios de Argentina, Rusia, China, Bolivia o El Salvador.

Hace días México envió una severa nota diplomática, fuera de orden y lógica, al Gobierno de Biden, protestando por una supuesta injerencia estadounidense por apoyar a una ONG que combate la corrupción.

Ya veremos el próximo 8 de junio, como se atiende a la Vice Presidenta Kamala Harris, quien viene a acordar acciones para contener la crisis migratoria; y, debido a que en Estados Unidos

están sobrando y en México faltando, quizás se habla de vacunas. Diplomático de largo colmillo internacional, Biden empezó a apretar tuercas a su vecino, prohibiendo las exportaciones

de camarón por prácticas antiecológicas; programó vigilancia de supervisores gringos a maquiladoras; vuelve a posponer cruces fronterizos, difiere renovación de visas y concesión de nuevos visados; y el ejército estadounidense declaró que México no hace lo suficiente en la lucha contra el narcotráfico, entre otras acciones de mano dura.

El autor es internacionalista.

Catedrático de Relaciones México-USA.

lugallaz51@gmail.com