Lectura e imaginación

El autor es empresario independiente, licenciado en Administración de Empresas, con maestría en Negocios Internacionales. 

En esta ocasión me saldré un poco del área empresarial o de negocios, más que nada para darle un gran reconocimiento a mis padres que con su esmero y dedicación hacia mi persona me iniciaron en el grato vicio de la lectura, y aunque en mis años de infancia no era muy difícil hacerlo ya que la verdad no existían todas nuestra redes sociales actuales, y nuestra diversión era más que nada salir a correr a la calle de la cuadra, donde los carros respetuosamente sabían que los niños y adolescentes estarían jugando de 4 a 8 de la noche, su pasar era con suma precaución, se detenían antes de pasar la cancha de futbol a fin de que quitáramos la portería, misma para la cual poníamos piedras, botes, latas o cualquier cosa que pudiera delimitar nuestra área de juego y que por ende cuidábamos con esmero; todos éramos una familia, vecinos cuidándonos entre sí, los chamacos eran chamacos de todos en el buen sentido de la palabra, todos acogíamos al triste, al hambriento, al feliz, al que el dolor de una pena amorosa atormentaba y lo tratábamos de sacar de ese transe negativo a fin de que recuperara su fuerza y fuera como el de antes, pero la imaginación estaba ahí entre todos los que participábamos en el juego, que jugamos hoy, empezaba la lluvia de ideas, la imaginación nos daba para hacer el juego, poner las reglas, lo jugadores, el tiempo y cual era la forma de ganar, todo quedaba plasmado en nuestras mentes para ese día y años posteriores.

Pero regresando un poco al tema de la lectura e imaginación, en aquellos tiempos las tareas de investigación no eran sencillas de realizar, había que ir a la biblioteca, escoger una serie de libros, divertido cuando lo hacías en equipo que repartías mayor cantidad de libros y a sacar la tarea, realmente era una más de las actividades que le daba fuerza a nuestra mente y la imaginación, que de cada capítulo leído extraer el resumen y escribirlo lo mejor posible para sacar una buena nota, entonces por todas aquellas actividades que se hacían algunos tomamos el hábito de leer, aprender, buscar, analizar, descubrir y soñar, con la lectura de un libro no importaba su tamaño, nos otorgaba gran satisfacción y cada vez que lo terminábamos parecía que un mundo nuevo se abría, además, esa lectura nos dio un vocabulario extenso para hacernos entender de la mejor manera posible, lástima que todo eso se ha ido perdiendo y se nota en la forma de expresarnos, escribir, redactar o simplemente comunicarse entre nosotros mismos.

Ojala y pusiéramos un poco de conciencia y regresáramos un poco a darles a nuestros hijos el poder de la lectura, en la actualidad existen aparatos electrónicos que son solo para leer, así que no estaría despegándose tan abruptamente de un aparato electrónico para hojear un libro, seguiría dentro de su entorno tecnológico pero estaríamos desarrollando aún más su imaginación, imaginación que hará sentirlo con una fuerza absoluta de poder hacer las cosas y sobre todo de llenarse de conocimiento, a los jóvenes que los vemos inmersos en las redes sociales, recuerden que el conocimiento no llega solo, hay que buscarlo y que mejor que la lectura para enriquecer nuestra vida y nuestra mente.

El autor es empresario independiente, licenciado en Administración de Empresas, con maestría en Negocios Internacionales.