Bello a su manera

La autora es licenciada en Mercadotecnia, con certificado en semiótica de la imagen.

Hablemos de belleza.  Belleza, ¿en qué aspecto? Todos. Desde que era pequeña he venido escuchando, viendo, pensando e idealizando estándares de belleza. De repente las personas te dicen cuándo, cómo y por qué algo o alguien es bello.

Una persona, un animal, un libro, una película, una canción, una sensación, un pensamiento…todo tiene dos lados, pero ,¿es realmente así? ¿Únicamente dos? Conforme he ido creciendo y alimentando mi alma con experiencias y voces, tanto propias como de otros, me he dado cuenta de que la belleza por supuesto que es relativa. Sin embargo, pienso que no se entiende, es algo que sencillamente se dice porque todos lo hacen.

Se dice que la belleza es relativa de forma automática, hasta parece un reflejo que los humanos hemos desarrollado para responder sin pensar mucho en algo en lo que no estamos de acuerdo, o por el otro lado, para que no nos molesten cuando algo nos gusta. Es una salida fácil y rápida.

La belleza tiene dos lados, según la gente. No, según la multitud, la belleza sólo se ajusta a conveniencia en medio de una conversación. Para mí, la belleza tiene cientos y miles de lados.

Imaginemos una flor y cómo ésta puede ser bella de muchas formas para muchas personas. Para un sacerdote la flor puede ser bella por el hecho de ser una creación de Dios; para alguien

puede serlo porque manifiesta de manera física el amor de su pareja; para un comerciante puede serlo porque le brinda un ingreso que le permite conseguir alimento para su familia; para un manifestante puede serlo porque entre los significados de la flor, se encuentra el de 'paz', y para un amante de la naturaleza es bella por el tan increíble hecho de existir.

Y esto se puede aplicar en muchísimas cosas más, tanto tangibles como intangibles, y en tonalidades de todo tipo. ¿La sensación de serenidad? ¿Esa canción triste que te ayuda a llorar cuando ha sido un día difícil? Qué belleza.

El que no compartamos la perspectiva de alguien más con relación a un objeto o sujeto no desacredita las cualidades con las que cuente, con las que los demás observan. No porque no

consideremos un objeto o sujeto como bonito lo descalifica a éste de serlo.

Estamos rodeados de superficialidad, vanidad y estereotipos de toda clase, los cuales no sólo atacan el físico de las personas, sino que llegan a estados de ánimo, gustos musicales y de ocio,

alimentos, vestimenta, ¡todo!

Es fácil pedirle a la gente que expanda sus puntos de vista, pero me he percatado de los innumerables complejos e inseguridades que atormentan a los demás llevándose gran parte de

su capacidad de apreciación y admiración.

Recuerdo haber escuchado que somos como espejos y vemos mucho más de nosotros mismos en lo que nos rodea de lo que estamos consientes. Dejar de lado la frase "la belleza es relativa" para salir del apuro y cambiarla por un diálogo que se puede tornar interesante y que concluya en un acercamiento al otro, que nos lleve a observar y dejarse sorprender por la diversidad, que nos permita sensibilizarnos.

Dejar los prejuicios que surgen de la apariencia suena tal vez muy idealista de mi parte. Bueno, siempre me han catalogado de esa forma. Siempre soñando despierta, siempre pensando en que las cosas podrían ser más amables, pero, ¡ey!, los sueños también aportan perspectivas poco convencionales, puede que el resultado sea raro, puede que dé miedo por ser desconocido, pero también puede ser asombroso y también puede ser bello a su manera.

La autora es licenciada en Mercadotecnia, con certificado en semiótica de la imagen.

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