Sandy Springs: la ciudad que se manejó como un negocio

El autor cursa la Licenciatura en Economía en la Universidad de Sonora.

Conforme entramos al ciclo electoral los ciudadanos haríamos bien en evaluar resultados de nuestros gobernantes y representantes. Ver qué se ha hecho bien y mal, ponerlo todo en la balanza para así tomar una decisión informada.

Desafortunadamente, muchos no lo hacen. Pienso que en México el ambiente político ha cambiado a comparación del 2018. El entusiasmo que movió a muchas personas desapareció y caemos una vez más en la desilusión e indiferencia.

La plataforma de propuestas de los candidatos rara vez trasciende una pestaña oculta en sus sitios web, prefiriendo teatralidades y ejercicios de popularidad y asociación para conseguir posicionamiento en la mente de posibles votantes.

Entre todo el ruido manchado de ideología e inclinaciones personales por los candidatos, olvidamos replantearlos la naturaleza del cargo que aspiran, como por ejemplo el de la presidencia municipal.

La presidencia municipal, como cargo, tiene muchas limitaciones. Aunque los proyectos sean buenos, los grilletes del presupuesto reducen al puesto a poco más de un administrador en turno que se ve obligado a rendirle tributo al partido que lo puso ahí.

La calidad de vida no mejora de una manera notable en los años desde la elección pasada. La gente ya ni siquiera espera que las cosas mejoren. Seguimos donde mismo.

Pero, nuestro vecino del norte tuvo una respuesta a un predicamento similar. Sandy Springs es una ciudad ubicada en el condado de Fulton en el estado estadounidense de Georgia. Tiene una población de un poco más de los 107 mil habitantes y un clima agradable en abril que rara vez pasa de los 25 grados.

Sandy Springs tenía un problema en 2005. Su participación fiscal para la federación era tan alta que no alcanzaba dinero para servicios básicos. Uno podría decir, como en México, que las personas ya no esperaban que se pudieran mejorar las cosas desde el municipio.

Este hartazgo motivó a los ciudadanos a elegir a Eva Galambos como su alcalde. Galambos, economista por la Universidad de Georgia, se decidió junto a su equipo en crear una nueva clase

de ciudad. Una ciudad con mayor control local, que ofreciera servicios de calidad a un precio razonable.

Para esto se necesitó el apoyo de los legisladores del Estado para renegociar la participación que mandaba la ciudad a la federación. Los ciudadanos de Sandy Springs, después de años de lucha, lograron que el dinero de sus impuestos se quedara en la ciudad en la que viven. ¡Qué concepto tan innovador!

Pero esto fue sólo la primera parte. Aunque un mayor control fiscal le abrió la puerta a Sandy Springs a mejores posibilidades, lo realmente fascinante fue la manera que manejaron sus servicios públicos: outsourcing. Subcontrataciones.

Los servicios de la administración pasada eran tan deficientes que el municipio tuvo que irse por la iniciativa privada por necesidad. Esto resultó ser de las mejores decisiones que el municipio tomaría.

Desde incorporarse en 2005, Sandy Springs ha mejorado sus servicios públicos, ha invertido decenas de millones de dólares en infraestructura y ha mantenido los impuestos sin cambios y quizás lo más motivante: logró esto sin endeudarse un solo dólar.

A través de un contrato de vinculación con CH2M HILL, un gran número de empresas proveen los servicios. Pavimentación, recoger la basura, mantenimiento de parques.

La iniciativa privada se encarga de prácticamente todo lo que esperamos que se encargue un  gobierno municipal. Resulta que las compañías son mejores ofreciendo servicios que el gobierno, ¡quién lo diría! CH2M Hill cobró 25 millones de dólares en el primer año por sus servicios.

Antes de eso, le hubieran costado al municipio 50 millones de dólares. Con el dinero que ahorró, pudo hacer grandes inversiones a su infraestructura, como la pavimentación de carreteras, nuevos parques, áreas de recreación deportivay la implementación de un sistema de manejo de tráfico con tecnología de alta gama.

Los testimonios de los habitantes de Sandy Springs dejan claro que la diferencia es masiva y que las cosas mejoraron de una forma enorme.

Pienso que Sandy Springs es una excelente lección para los gobiernos de todo el mundo: se necesita una renegociación fiscal que ponga en prioridad al municipio, la primera línea de contacto

con el ciudadano y el gobierno.

Se necesita no coordinación, sino integración de la iniciativa privada con el gobierno. Las cosas sí pueden cambiar desde el municipio, sólo hace falta imaginación y voluntad política.

El autor cursa la Licenciatura en Economía en la Universidad de Sonora.