Mesoamérica y sus pinturas rupestres

El autor es Escritor e Historiador Estudiante de la Escuela de Derecho de la Universidad Unilíder.

Para justipreciar mejor el significado del México antiguo en la historia universal, debemos de recordar que nuestra cultura florece en el contexto de un desarrollo civilizado al centro del país, mejor conocido como Mesoamérica.

Esta área se distinguía por sus bosques y selvas en abundancia, así como sus costas y montañas, además de sus enormes lagos entre los que destaca el lago de Texcoco. Precisamente, fueron

éstas inigualables condiciones las que permitieron el desarrollo de las primeras urbes.

Entre los años 35 mil y 2000 a.C., dicha región fue habitada por diversos grupos de cazadores-recolectores, mismos que aprovecharon al máximo los recursos naturales que la región les ofrecía, para poder así instalarse temporalmente, hasta que emprendían de nueva cuenta su viaje al horizonte.

A partir del año dos mil quinientos a.C., se dio inicio al desarrollo de la escritura, a las primeras construcciones, al perfeccionamiento de las cerámicas, así como al comercio a la larga distancia.

En algunas de las regiones  del actual territorio mexicano, como Aguascalientes, Morelos, Guerrero y principalmente Baja California, varios grupos nómadas hicieron pinturas rupestres, llamadas así porque fueron pintadas sobre superficies rocosas.

Los colores negro, rojo y ocre los obtenían de minerales y vegetales molidos que mezclaban con grasa animal o resina de los árboles y agua. Para pintar, usaban sus propias manos, restos de carbón (como si fueran gises) y pinceles rudimentarios hechos con el pelo de los animales que cazaban.

Varios investigadores expertos en el tema conspiran que todo este tipo de arte tenía una función: establecer comunicación con sus antepasados y/o relación con espíritus sobrenaturales.

Por otro lado, algunos investigadores han planteado sus investigaciones concentrándose en demostrar que dichas pinturas solamente reflejaban la vida cotidiana de nuestros antepasados y en algunos casos, sus ideas de guerras y cazas. Sin embargo, vale la pena el no descartar que dichas pinturas nos han dado mucho de qué hablar y sobre todo pensar y seguirán dando hasta el fin de los siglos.

De igual forma, vale la pena mencionar que aquí en la sierra libre de nuestro Sonora, tenemos un tesoro olvidado: La Pintada, un sitio que, aunque es declarado como independiente de Mesoamérica ya que pertenece a lo que fue el terreno de Aridoamérica, siempre es de suma importancia no olvidarlo, pues es un sitio arqueológico conformado por más de veinte obras descubiertas durante el siglo XIX y cuya identidad sonorense está bien plasmada.

Fuente Bibliográfica: Instituto Nacional de Antropología e Historia

El autor es Escritor e Historiador Estudiante de la Escuela de Derecho de la Universidad Unilíder.

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