La luz de una sonrisa

El autor es licenciado en Ciencias de la Comunicación. 

Una sonrisa cambia a las personas. Vamos por la calle, les sonreímos y hay de dos sopas: o te regresan la sonrisa con una más efusiva y alegre o te miran con extrañes pero sin dejar de sonreír, aunque sea de nervios.

Y es que un gesto tan simple como ese puede provocar que pases de una mala experiencia a decir: “bueno, pudo ser peor”. Sin mencionar que es contagiosa, más aún si las personas que nos la muestran tienen una actitud de alegría.

Esa cara iluminada que nos provoca alegría, también hace que se nos ilumine el rostro y sigamos felices nuestro camino, deseosos de contagiar nuestra felicidad a las demás personas.

Con una sonrisa en el momento indicado podemos crear un cambio en las personas que probablemente se encuentran iracundas porque se les hizo tarde o el camión no pasó aún. Si llegas con actitud y sonríes puede ser que el problema por el que estaba pasando se convierta en algo que no tiene tanta importancia o, al menos, se le olvide.

Siento que cuando una persona sonríe y coincidentemente tiene alguna dificultad, me dice: “Tranquilo, ‘carnal’, que no es para tanto.

Ya sabrás qué hacer”, así que no dejemos de sonreír pase lo que pase.

Una sonrisa es una luz que ilumina nuestro andar y el de nuestros amigos, es contagiosa y hace de nuestros días más solemnes, los mas felices que podamos tener.

El autor es licenciado en Ciencias de la Comunicación.