Extrañamos a los abuelos

La autora es Licenciada en Psicología con Maestría en Terapia Gestalt.

Hace unos días, platicando con una empleada de un súper mercado, comentábamos la importancia que tenían los abuelos en el apoyo en cajas y de cómo extrañábamos verlos. Coincidimos en el hecho de que nos hacían mucha falta y que debido a esta situación de la pandemia, muchos de ellos estaban muy encerrados, deprimidos y en ocasiones abandonados por sus familias.

Para estas personas ese trabajo representaba una oportunidad de volver a sentirse útil a la sociedad. Era un sustento económico con el que no contaban anteriormente y que han dejado de recibir ya que, algunos clientes si apoyan en la recaudación que se pide en el súper para ellos, pero son pocos, ya que no hay una consciencia y tampoco les hacen promociones para apoyarlos (solo hay un letrero).

Para algunos también era un lugar de encuentro donde coincidan con personas que estaban en su misma situación, era convivencia, intercambio de medicamentos, sugerencia de apoyos y, ¿porque no? Algunos hasta resultaron siendo pareja.

La vida nos enseña de diferentes formas sobre la amistad, el amor y la productividad. A veces, es solo hasta que llegamos a cierta edad que podemos empatizar o recordar las enseñanzas recibidas de las personas que ya pasaron por ahí. En la poca madurez que podemos tener, en ocasiones hemos juzgado que no hacen correctamente su trabajo, o que se tardan más, pero, hacen lo mejor que pueden y muchos hasta te alegran el día con sus comentarios.

Cada día aprecio más su labor y agradezco el tiempo que nos sirvieron. Me da tristeza pensar que algunos no regresarán y lo triste que será para ellos saber que algunos de sus amigos han partido.

Algunos abuelos no reciben una pensión o los hijos no siempre están dispuestos a apoyarlos, por ello es importante que valoremos la figura fundamental en el desarrollo emocional, personal y económico de lo que ellos contribuyen. En México, el 70% de los adultos mayores son activos e independientes. Según el Infobae, eso habla de la gran población que sigue participando en el campo laboral.

El cúmulo de sus años significa aprendizaje, sabiduría, por lo cual merecen ser vistos con respeto por su alta jerarquía. El cabello y su piel denotan el paso del tiempo durante el cual construyeron una familia y apoyaron el desarrollo del país con su trabajo y esfuerzo.

Ahora, son seres que necesitan de nuestro amor y paciencia. Mi abuela Candelaria trabajó hasta el último día de su vida , hasta los 93 años. Lo hacía por gusto, porque amaba lo que hacía y porque siempre quiso seguir siendo independiente. Ella logró lo que muchas personas desean: estar activo a pesar de su edad. Fue un gran ejemplo para mi familia. Siempre fue honorable, honrada y fiel a su palabra.

Hoy demos a los abuelos y abuelas el reconocido papel que se merecen y velemos en favor de su bienestar.

La autora es Licenciada en Psicología con Maestría en Terapia Gestalt.