Escolares: alimentación, nutrición y salud

El autor es Dr. en Ciencias Nutricionales.

(PARTE 1 DE 2)

Como grupo, los escolares y prepúberes van de los 6 a los 12 5años, aproximadamente; empieza al entrar a la escuela primaria, y termina antes de la pubertad, el

inicio de la adolescencia.

La transición de niños y niñas de preescolar a primaria, es un paso trascendental para ellos. El niño o niña que entra a primero de primaria, y el o la que sale de sexto son dos personas diferentes.

En primero apenas sabía leer y había salido poco de su casa, y ni se diga sin la compañía de sus padres. En sexto ya “domina el mundo”; sabe leer, sacar cuentas, tiene un grupo más variado de

amistades.

Para entender la importancia de los factores que tienen influencia sobre sus hábitos, pero particularmente sobre los de alimentación, es necesario poner a los niños escolares en el contexto de su

desarrollo.

El factor biológico tiene una influencia importante. El gusto innato de los niños por lo dulce es bien conocido. Se cree que este gusto está relacionado, evolutivamente, con el hecho de que la glucosa es el principal alimento del cerebro.

El segundo factor es el familiar, que implica situaciones como el acceso a los alimentos, y las preferencias alimentarias de dicho núcleo. El tercer factor incluye aspectos sociales y ambientales. Las relaciones sociales de los niños aumentan considerablemente, y se incorporan a las tradiciones y costumbres del medio donde viven.

Son parte del complejo medio ambiente que les rodea e influye en sus gustos y preferencias de comida. La educación nutricional en este grupo se considera ideal, por lo efectiva que resulta.

Sabemos por experiencia, y así lo consignan los estudios, que los niños se sienten orgullosos de aprender, y luego se convierten en voceros de ese conocimiento nuevo.

Los niños se convierten en promotores: “No compres refresco, mejor toma agua” dijo a su amiguita, una niña que lo acababa de aprender en la escuela, según testimonio de su madre. Padres

han comentando que después de un taller sobre alimentación saludable, tenían que esconderse de su hija para comer las botanas que acostumbraban; ahora la niña estaba al pendiente de lo que se comía.

Durante los años de la edad escolar el crecimiento se mantiene, pero no a la velocidad de los preescolares, o de los adolescentes. Aunque su crecimiento es constante, no es homogéneo: tienen pequeños y constantes “brotes” de crecimiento, que coinciden con periodos de mayor apetito y consumo de comida.

Durante los periodos de menor crecimiento, disminuye su apetito y el consumo de alimentos. Los padres no deben preocuparse demasiado con esta variabilidad, pero es muy importante dar un seguimiento periódico al crecimiento de la niña y del niño, para identificar posibles problemáticas asociadas.

En esta etapa, el niño está desarrollando un sentido de sí mismo. Su recién adquirida independencia implica aprender su papel en la familia, en la escuela, y cada vez más, en su entorno social. El círculo de amistades y de conocidos crece y se vuelve más importante; empiezan a separarse de sus familias, cuando visitan amistades o duermen fuera de casa, ya sea con familiares o amigos.

De esta manera, los niños reciben influencias por fuera de su casa porque su mundo se expande más allá de la familia, y lo mismo sucede con hábitos y actitudes hacia los alimentos y con la

selección de alimentos. Los niños pueden, de repente, cambiar un alimento favorito por otro que no lo era, por recomendación de un amigo.

Sus hábitos de alimentación están tomando forma poco a poco, y la influencia tanto de la familia como de la escuela son fundamentales para lograr que desarrolle hábitos saludables.

En esta etapa se desarrollan muchos de los gustos y disgustos por platillos específicos.

El autor es Dr. en Ciencias Nutricionales.

Director General de Cultura de la Nutrición, A.C.

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