Tenerlo todo y a la vez nada

El autor es Lic. en Comunicación y reportero de EXPRESO

Un día durante la charla con los compañeros de la escuela, me hicieron la pregunta que tal vez a muchos nos han hecho -Imaginate tenerlo todo, ¿qué harías si de repente, hoy que viniste en el camión, mañana amanece un Ferrari en tu casa disponible para ti sin ninguna razón?-.

Al parecer fue una pregunta que llegó en un momento muy reflexivo para mis compañeros porque comenzaron a imaginar todo lo que harían sin batallar con los problemas que se encuentran luchando.

Dos compañeros se enfocaron directamente en sus familias, dedicarían su tiempo a su familias, disfrutarlas y convivir el máximo con ellas. Otro compañero mencionó que aprovecharía para viajar y conocer lugares extraordinarios, pues al tenerlo todo, dedujo que los viajes no serían la excepción.

Sinceramente al ponerme a reflexionar sobre qué pasaría si de un día para otro lo tuviéramos todo, en realidad no tendríamos nada. ¿Aa qué me refiero con esto? No quiero decir que no tendríamos el producto, el viaje o un sueño cumplido, eso lo tenemos a nuestro beneficio.

Sin embargo, un mundo donde lo tenemos todo, sería un mundo demasiado aburrido, porque muchos de los problemas con que estamos batallando son la razón para tener un trabajo; estudiamos lo que estudiamos, es eso para aspirar a un estado de mejora superior al que nos encontremos.

Por ello, al mencionar que tenemos todo y la vez nada, el contar con todo lo que queremos, pierde sentido el objetivo y la razón que nos mantenía vivos con un sueño por cumplir.

Prácticamente eso es la vida, una serie de objetivos por cumplir. Y ese sentimiento de satisfacción una vez logrado nuestro trabajo, es la recompensa. Pero si nos quitan esa parte de esfuerzo y dedicación, nos quitan la razón por la que seguimos vivos.

El autor es Lic. en Comunicación y reportero de EXPRESO