Organización de una sola persona, ¿existe?

El autor es periodista con más de 35 años de experiencia

¿Puede existir una organización de un solo hombre o mujer? Técnicamente no encuadra en el concepto de organización pues se requieren, además de procesos, colaboradores a quien girar  órdenes, un organigrama que identifique su estructura y otras características muy propias. De ahí en fuera, cualquier ser humano puede colocar en sus tarjetas de presentación que es director general de x organismo, aunque sea él solo.

También contar con oficina y generar ingresos y egresos. Incluso hay quienes arman su imagen corporativa -hojas membretadas, páginas en redes sociales, misión, visión, objetivos, valores, procesos básicos, etcétera-, y hasta pueden lograr a través de su sitio web o de Facebook, alcanzar cierta presencia en el mercado al cual se dirige.

Sin embargo, son herramientas de trabajo de uso común. Ya cuando empiece a contratar personal de apoyo -físico o cibernético-, empezará a medio focalizarse la existencia de una organización,  aunque sea incipiente.

Será hasta entonces cuando deberá enfrentarse a sistemas complejos de control que conllevan procesos de comunicación, liderazgo, mercados, con sus respectivas “p”: planeación, presupuesto, proyección, perspectiva en bloque, así como promoción y publicidad (en conjunto), precio, producto, plaza (unidas) y otras más que con seguridad saldrán.

El otro detalle enclavado en el concepto de organización es su sustentabilidad, durabilidad y autonomía, entendiendo esta última como una característica que le permita seguir funcionando aun cuando el líder no se encuentre al frente física o por cualquier otro detalle.

El ente sigue funcionando -no hablamos de efectividad que puede o no ser relativa- por parte de quienes la integran, por eso se dice que nadie es indispensable.

La sustentabilidad permite su desarrollo y crecimiento a otras plazas y la durabilidad  la podemos catalogar como características muy propias basadas en políticas y reglas que forman parte de los procesos.

Las primeras son flexibles y las segundas no, otros le suelen llamar normas, pero es el mismo fin. Por ejemplo, si se dicta “no fumar” dentro de las instalaciones de la organización es una orden cerrada, sin discusión. Y en contraparte, si se establece que hombres y mujeres podrán portar tal prenda de vestir conforme al clima, pues no hay contundencia en esa decisión. Es flexible, pues.

Y así por el estilo. Si es un hombre solo, no hay continuidad. Muere y san se acabaron las actividades que realizaba. Por supuesto, los alcances son diferentes pues la labor realizada por muchos es

inversamente proporcional a la realizada por una sola persona. Entonces y recapitulando el punto: una sola persona no conforma una organización.

El autor es periodista con más de 35 años de experiencia, LAE, MCO, DAP.

Es director de Editorial J. Castillo, S.A. de C.V. y de CEO, Consultoría Especializada en Organizaciones.

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