Maslow en las organizaciones

El autor es periodista con más de 35 años de experiencia, LAE, MCO,DAP.

Conforme a la pirámide de Maslow, las primeras dos bases tienen que ver con la persona en lo individual, es decir, en primer término, cubrir sus necesidades fisiológicas: respiración, alimentación, descanso, sexo, homeostasis (que es la capacidad del cuerpo de autorregenerarse). La segunda implica seguridad: física, de empleo, recursos, moral, familiar, salud, propiedad

privada y sicológica.

Perolas otras tres van inmersas en lo que ofrece una organización, sobre todo la tercera, que incide de manera particular en cada individuo. Afiliación: amistad, afecto,intimidad sexual.

Reconocimiento: autorreconocimiento, confianza, respeto, éxito.Y autorrealización: moralidad, creatividad, espontaneidad, falta de prejuicios, aceptación de hechos, resolución de problemas.

Esta pirámide también se emplea para las organizaciones, quedando en las necesidades básicas la conformación de un marco de trabajo o cooperación no tóxico. En cuanto a seguridad y

protección se vislumbra estabilidad laboral con espacios para la innovación.

Asimismo, el tercer nivel relacionado con la afiliación busca la promoción e integración de los afiliados presentes y la búsqueda de más elementos que vayan a integrar la organización.

En cuarto término tenemos el reconocimiento vía el desarrollo de las capacidades del ente, tanto internas como externas. Y en quinto lugar, considerada la más importante, es la autorrealización, que suele entenderse como el cumplimiento global de todos los propósitos para la que fue creada y una de sus características esenciales es su funcionamiento natural, sin necesidad de una constante adecuación de sus procesos, que incluso suelen regenerarse para bien.

Es el ideal, pues. Esta amalgama de cobertura de necesidades es observable y medible. De ahí la importancia de una comunicación horizontal y vertical adecuada, pues cuando es desatendida cualquiera de estas características, sobrevienen los diferentes problemas en los que se ven inmersos tanto las personas como las organizaciones.

Claro está, el empate entre las necesidades a cubrir de manera individual como organizacional debe ser preponderante, y lógico, pues nadie ofrece lo que no tiene por un lado, y por el otro, los requerimientos individuales deben fortalecerse debido a que en esa medida se condicionan los esfuerzos de mejoría de cualquier organismo.

Hay una regla en esto. Si la organización no cuenta con expectativas de crecimiento para sus agremiados, inicia un período de agotamiento, enfado, pesimismo y desilusión que permea con mayor rapidez que las características contrarias que se aplican con base en un sistema motivacional.

Y este fenómeno negativo se siente en el ambiente interno con repercusiones al exterior de la organización, por lo cual se le debe tener respeto cuando ocurra y solucionarlo lo más pronto posible. En contrario, lo positivo no requiere de mayor esfuerzo pues se vende por sí  solo.

El autor es periodista con más de 35 años de experiencia, LAE, MCO,DAP.

Es director de Editorial J. Castillo, S.A. de C.V.y de CEO,

Consultoría Especializada en Organizaciones.

archivoconfidencial@hotmail.com

@Archivoconfiden

https://www.facebook.com/armando.vazquez.3304