Neofeudalismo, el siguiente capítulo de la economía global

El autor cursa la Licenciatura en Economía en la Universidad de Sonora

En la carrera, una de las preguntas que siempre encontraba la manera de escabullirse a nuestras conversaciones era: “¿Qué sigue, cómo lucirá la siguiente etapa de la economía global?”. Incluso años antes sentíamos la volatilidad.

Bueno, no pretendo tener una respuesta definitiva, pero estos 12 meses me han dado suficientes elementos para intentar hacer una predicción. El Covid-19 ha interrumpido muchas cosas, pero también ha acelerado el descenso de la estructura económica global a una nueva forma de feudalismo.

Las condiciones preexistentes de extrema desigualdad económica, concentración de capital y movilidad social reducida ya eran evidentes antes, pero la pandemia las ha hecho considerablemente

peores.

Algunos miembros de las clases socioeconómicas más elevadas se han fortalecido tras la pandemia. Los claros ganadores han reforzado el dominio de los oligarcas tecnológicos, la versión moderna de la aristocracia medieval, que ya está creciendo rápidamente sobre la economía.

Con el cambio a la venta minorista en línea, los servicios de streaming y una mayor vigilancia digital, los precios de las acciones de tecnología se han disparado a medida que otras industrias, como la de servicios y manufactura han quedado rezagadas.

Cada vez más negocios están ahora, quizás más que en cualquier otro momento del siglo pasado, controlados por un puñado de corporaciones poderosas y bien financiadas. Una vez vista como dominada por emprendedores que asumen riesgos, comenzando en un garaje y respaldada por deudas de tarjetas de crédito, la tecnología se ha definido por la concentración corporativa.

Esto es feudalismo con mejor marketing. Una nueva Edad Media, donde tenemos al nuevo Clero. Este consiste en la clase “experta” de especialistas acreditados, agentes en medios y académicos.

Los sucesores de la antigua Iglesia Católica Romana, el número de clérigos ha ido creciendo durante generaciones y, para ellos, la pandemia los ha transformado en tomadores de decisiones con enormes poderes sobre la vida diaria.

A diferencia de los que ordenan que permanezcamos encerrados, los clérigos de alto rango, como el Dr. López-Gatell, que continúa cobrando sus 153 mil 140 pesos mensuales mientras disfruta en la playa, se mantiene aislado de los efectos económicos del virus.

A medida que aumentaba el poder del Clero y los oligarcas, los de la clase campesina, en su mayoría pequeñas empresas, se habían desvanecido. Este proceso ya era evidente antes de la pandemia, con una disminución de venta de casas, una creciente concentración del poder económico y una reducción en las tasas de emprendimiento.

Según el JPMorgan Chase Institute, el 50% de los pequeños y medianos negocios en los Estados Unidos tienen sólo 15 días de reserva de efectivo o menos.

¿Cómo creen que estemos nosotros? En México, el porcentaje de pobres aumentó a un 67% en lo que vade la pandemia, tres cuartos de todos los restaurantes en México han cerrado.

No podemos decir que el plan de recuperación económica de la administración actual en México es malo, porque no existe, no hay un plan. Estamos solos en esto. Las puertas de la oportunidad se

cierran todos los días y no parece haber ventanas a la vista para el ciudadano promedio.

La caída más grande de contrataciones en la historia y un aumento descomunal de la informalidad son realidades con las cuales la mayoría del planeta tiene que sobrevivir, pero campos como la

computación y el sector público a lo largo del mundo parecen salir relativamente ilesos de ésta.

Es totalmente descabellado creer las notas que hablan de una “recuperación”.El Covid eventualmente se irá, pero la transformación será para siempre. Todo esto dicho, sigo siendo un creyente en los mercados, pero el ignorar que la transformación que está ocurriendo a un nivel estructural de la dinámica del capital es profunda y duradera, es escoger la miopía.

No hay peor ciego que el que no quiere ver. Debemos informarnos sobre lo que está sucediendo para así adaptarnos y sobrevivir.

El autor cursa la Licenciatura en Economía en la Universidad de Sonora