¡Sigue adelante!

El autor es Ingeniero en Sistemas Electrónicos.

Cuando la principal característica en un jugador de baloncesto, aun siendo universitario, es ser alto, limita en mucho la posibilidad de que varios jóvenes con cualidades sean considerados. Conocí entrenadores que al hacer pruebas para identificar talentos y pudieran obtener una beca deportiva de entrada descartaban a quienes no tenían más de 1.80 metros de estatura. Contábamos con un estudiante que no tenía el tamaño y fortaleza “mínima” para ser un destacado jugador, no tenía presencia física imponente pero contaba con habilidades tales como la rapidez, manos con las que manejaba el balón de una gran manera así como tiros precisos. Pero al mismo tiempo lo que tenía era un gran corazón que mostraba tanto dentro como fuera de la duela que transmitía en dedicación y compromiso total hacia el equipo, nunca lo vi rendirse y siempre seguía adelante a pesar de no tener como equipo los resultados esperados en algunos campeonatos nacionales.

Recuerdo cuando era Director Deportivo, que el entrenador me lo presentó, al principio -no lo niego- tuve juicios, pero desde el momento en que platicamos por primera vez estuvimos alrededor de una hora y en ningún momento este joven mencionó sobre sus logros personales ni tampoco sobre alguna cuestión en cuanto a porcentaje de beca. Todo lo que habló era estudiar, competir, ganar y conseguir campeonatos, que por cierto, obtuvo tres en la categoría juvenil así como tres primeros lugares en intercampus.

Claro, también mencionó algunas pruebas que intentó realizar en otras universidades y por su estatura ni siquiera lo consideraron.

Ahí conocí a alguien que no se rendía ante nada, transmitía optimismo y compromiso a dar más, tanto en lo académico como deportivo, y en todo momento trabajar en equipo. ¿Qué lo hacía diferente? Cuando alguno de sus compañeros lanzaba un tiro, estaba atento por si se fallaba, esto ya fuera a la ofensiva o a la defensiva, y se ubicaba siempre en la posición adecuada para ir y ganar el rebote que en varias ocasiones lo logró estando por arriba del promedio de cualquier otro jugador con mucha más altura, y con ello ganamos varios partidos. En pocas palabras, jamás sentía que la jugada había terminado sino hasta que entraba al aro o le hicieran falta, o mandaba pase para que alguien más anotara. Su capacidad de concentración y entusiasmo eran fenomenal. Así como él, los colaboradores nos mandan el mensaje de estar totalmente comprometidos cuando identificas que en ningún momento renuncian a sus responsabilidades. Esta clase de personas, desde cualquier reto que se encuentren, hacen la diferencia que se refleja inmediatamente.

Desde mi experiencia, los grandes jugadores y los grandes equipos muestran esta actitud de compromiso a través de las siguientes 6 características:

1.- Autoconcepto saludable: Control con el dominio, interno y externo, de sí mismo.

2.- Lealtad: Compromiso hacia él y toda la gente a su alrededor.

3.- Tenacidad: Compromiso con la calidad y excelencia.

4.- Competitividad: Compromiso con dar todo y buscar la victoria.

5.- Resiliencia: Compromiso con superar cada obstáculo y tener el afán de llegar hasta el final.

6.- Responsabilidad: Compromiso por responder, corregir y mejorar constantemente.

Por ello, actualmente las empresas contratan gente que no sólo tenga excelentes calificaciones, sino que muestre en sus acciones estas características, que no se rindan y en ¡todo momento se comprometan a seguir adelante! Así que te invito como líder a ser uno de ellos e identificar estas personas que tienen una formación integral con habilidades disciplinarias desarrolladas, pero sobre todo, personales.

“No te rindas, sigue adelante, siempre existe la posibilidad de tropezar con algo maravilloso …”: Desmotivar.com