La Atlántida Americana: Cíbola, El Gran Cañón y don Francisco Vázquez de Coronado

El autor es Escritor e Historiador Estudiante de la Escuela de Derecho de la Universidad Unilíder.

Cuando hablamos de paraísos y/o ciudades perdidas, la mitológica Atlántida se lleva el oro en fama y ubicuidad. Hay pocos mitos que hayan capturado tanto la atención del hombre y que hayan permanecido tanto tiempo en el imaginario popular como ésta misma. Para algunos platonismos esta ciudad se encuentra sumergida en algún punto del océano atlántico, solo que aún no ha sido descubierta; esta teoría puede ser sostenida en base a que el humano solo ha explorado el 5% de los 360 millones de kilómetros cuadrados que abarca la superficie oceánica (Lo represente a un 70.9% de la superficie total de nuestro planeta). Sin embargo, si te dijera que en nuestra región existió una legendaria ciudad dorada cuyas riquezas eran infinitas… ¿Me creerías?

Se dice que los españoles llegaron al nuevo continente en busca de las tres g (por sus siglas en inglés: gold, god and glory); oro, dios y gloria. Durante 1528 el español Pánfilo de Narváez encabezó una expedición desde las costas del Estado de Florida, hasta la Villa de San Miguel, hoy Culiacán de Rosales, una expedición que se alargó por solamente ocho años. A su llegada comenzaron a difundir rumores, rumores que pararían la oreja de cualquier pelado, rumores que señalaban que al norte del actual territorio norteamericano existían siete ciudades de Cíbola, siete ciudades cuya

arquitectura era completamente de oro, con recursos inagotables y más aún, siete ciudades legendarias cerca de la gloria y de dios; logrando despertar el interés del Gobernador Vázquez de Coronado.

Poco tiempo transcurrió para que Coronado armara un escuadrón de 300 militares españoles y emprendiera un viaje rumbo a la misteriosa ciudad dorada. Posterior de un severo enfrentamiento con los indios zunis al noroeste del Edo. de Nuevo México, y, sobre todo, decepcionado de sus hombres por no hallar dicha villa decide tomar la decisión de dividir en par el bloquede búsqueda.

Por un lado, un pelotón a cargo de Pedro de Tovar viajó a la meseta de Colorado, mientras que el otro convoy al comando de García López de Cárdenas va en sentido contrario; llegando éstos últimos a un abismo con un río al fondo… ¿Qué habrá sido aquello que apreciaban? ¿Acaso sería Cíbola?, no sabremos a ciencia cierta lo que se apreciaba en aquel año mítico de 1540, pero hoy lo hemos nombrado “Parque Nacional del Gran Cañón”.

Una vez instalado nuevamente en la Nueva España en 1542, Vázquez de Coronado retomó sus funciones como Gobernador de Nueva Galicia, posteriormente cesado de su puesto dos años más tarde siendo acusado de diversos delitos relacionados con su conducta, incluido el descuido del deber; siendo absuelto meses más tarde.

Se dice que, tras verse involucrado en diversos escándalos políticos armó maletas y migró a la Ciudad de México donde formó parte del Consejo Local hasta su fallecimiento ocurrido el 22 de septiembre de 1554.

Si algún día usted pionero futurista logra encontrar las siete ciudades de Cíbola, no olvide que este joven estudiante le regaló un par de pistas, y por consecuencia, usted en son de agradecimiento debe de realizar una sencilla donación de un par de lingotes brillantes (Nótese el sarcasmo en dicho párrafo).

Fuente Bibliográfica: Documentos de la Universidad de Madrid.