Sin palabras…

El autor es comunicólogo, creador de contenido independiente.

Evidentemente soy una persona que gusta de compartir lo que piensa, o suele publicar reflexiones sobre fechas, sucesos específicos o cosas de la vida diaria, pero siendo sincero, este inicio de año no tengo la claridad suficiente para hacerlo.

Y no es porque no sienta nada, al contrario, se debe a que siento muchas cosas a causa de la crisis de salud que atravesamos y no encuentro las palabras exactas para describirlo, de hecho, creo que el silencio lo interpreta mejor.

Quizá es un silencio por luto, por aquéllos que perdieron seres queridos, o un silencio por compasión por aquéllos que están postrados en una cama aferrándose al oxígeno... o tal vez es un silencio meditativo, pensando en todo lo ocurrido el año anterior y todos los desafíos que nos esperan este 2021.

Las redes sociales y el fácil acceso a ellas nos han demostrado que emitir una opinión o hacer una declaración es tan sencillo que hasta pareciera obligatorio expresar nuestro sentir, sin embargo, no siempre es así, las palabras son algo que nunca deben tomarse a la ligera.

Si estás pasando momentos de crisis, por ejemplo, la muerte de un familiar, ¿acaso en ese momento te importaría la opinión de las personas que llegan a darte el pésame?, ¿te sería de utilidad un discurso elocuente o saber lo que ellos consideran que hicieron mal los médicos? Es algo hasta de mal gusto ¿cierto?

En momentos así lo único que necesitamos es compañía y compasión, tan simple como eso. Lamentablemente esta “necesidad” creada de tener que compartir algo porque podemos, porque tenemos un dispositivo inteligente y acceso a Internet, ha dado pie a escribir con arrogancia desde detrás de la pantalla, al parecer ahora todos son expertos en todo, y si todos somos expertos en todo, entonces ya no necesitamos a los demás, convirtiéndonos poco a poco en una comunidad indiferente y apática.

Así como las palabras son determinantes en momentos de nuestra vida, el guardar silencio también debe serlo, no todo el tiempo debemos saber qué decir o decir algo, en ocasiones, como en la situación actual, callar y sentir puede ayudarnos más que hablar sin sentido.

Guardemos silencio, respiremos profundo y abracemos lo que más amamos, ese sería un buen inicio de año y una buena manera de afrontar cada día esta nueva realidad que nos toca vivir.

En tiempos oscuros, de muerte y luto, ¡cómo nos haría bien llorar con los que lloran! eso podría hacer toda la diferencia.