El declive de las instalaciones de Salud en México

El autor es licenciado en Nutrición, escritor y asesor de capacitación por la Secretaría del Trabajo y Previsión Social.

La pandemia del Covid-19 vino a exponer lo que es México en todos sus sentidos y ámbitos sociales. El virus vino a poner contra las cuerdas a un sistema de Salud, instituciones, Gobierno federal, estatales y municipales, dejando en contexto la brecha que hay entre comunicación entre el Ejecutivo federal y sus homólogos estatales. La estrategia del Covid-19 en este país es parecida al hundimiento del Titanic: sólo era tiempo de afrontar la realidad y el naufragio.

Todos sabemos que en México las condiciones sociales no son parejas. La desigualdad, las condiciones de pobreza extrema, es la tónica diaria de esta sociedad. Las brechas- incluso dentro de un mismo municipio o sector-, las realidades que abundan son de dos mundos distintos y ahí está una de las principales fallas de la estrategia del Gobierno federal, el “quedate en casa”.

En México un grupo muy reducido y privilegiado es el que puede “quedarse en casa”, para el resto del país la realidad es otra, es vivir al día, ganarse su sustento y su comida diaria, si no, la realidad es que hay quienes no tendrían que comer.

La estrategia de un país ante una contingencia, pandemia o cualquier problemática que afecte directamente a salud y la economía, no puede ser tan ambigua y replicada de lo que hizo el resto del mundo sin un plan real, de apoyo a quienes día con día tienen que salir porque no les queda de otra, o por que son de un sector obligado a no parar.

En México, los apoyos para pequeñas y medianas empresas no existieron, las medidas de control tardaron mucho, los equipos de protección y el manejo hospitalario ha sido un tema muy tardío y triste de ver, las disyuntivas entre el Ejecutivo federal, estatales y secretarios de primer nivel han sido grandísimas, pero dentro de la estrategia de contener una pandemia, no siempre se va a culpar sólo al Gobierno en turno, así como hay un sector social obligado a salir día con día por trabajos esenciales o para subsistir, hay un gran sector de la sociedad que es el reflejo de lo que es México ante los ojos del resto del mundo, de lo que es el reflejo de su idiosincracia, una que ve reflejada la inconciencia social, la falta de empatía y valores, pero sobre todo, el egoísmo, porque fuera de quienes llevan tu misma sangre o ADN, no vemos más allá y con quienes ha sido más injusta y egoísta esta sociedad desde el inicio de la pandemia, ha sido con todo el personal de salud.

Hoy, México está en números rojos, hoy los hospitales de cada estado ya están saturados o casi saturados de pacientes no sólo de Covid-19, sino de el resto de enfermedades que siempre han estado; hoy el personal médico ya no tiene ni los medios ni la energía de seguir adelante; hoy vemos cómo el IMSS tuvo que buscar la forma de llevar con incentivos a personal de todos los estados para mantenerlos en la Ciudad de México a falta de personal. Todo esto es un círculo vicioso, por más personal que vaya al apoyo, si las cifras día a día van en aumento, el esfuerzo nunca se verá recompensado, personalmente quizá, pero socialmente no.

¿De verdad ha valido la vida de cada trabajador de salud, que se ha contagiado?, ¿vale la pena el esfuerzo por una sociedad que le paga ingratamente?, ¿vale la pena la atención a ese sector social que puede quedarse en casa y prefiere salir y arriesgar a los demás? Esas preguntas son cuestión de ética y moral, pero al final cada quien puede sacar su propia reflexión y conclusión.

El autor es licenciado en Nutrición, escritor y asesor de capacitación por la Secretaría del Trabajo y Previsión Social.