Sólo es arte

La autora es Licenciada en Mercadotecnia, con certificación en Semiótica de la Imagen.

¿Has llorado al ver una pintura al óleo? ¿Te has emocionado al escuchar una canción o alguna pieza de tu instrumento preferido? Esa sensación de tener la piel de gallina cuando tu cantante preferido dice esa palabra en específico con aquel beat de fondo ¡uuuffff!, ¿o te han dado ganas de bailar cuando asistes a un recital de danza o cuando simplemente ves una coreografía en YouTube? ¿Qué hay de la fotografía y de la escultura? ¿Te gusta escribir o leer poesía? ¿Recuerdas aquella película que no pudiste sacar de tu mente en toda la noche después de verla en el cine

Puedo llenar esta columna con preguntas que tarde o temprano nos harán llegar a una palabra con un peso increíblemente enorme: arte. Últimamente se hace uso de esta palabra de una forma tan ligera, dirigido a elementos tan superfluos y con una frecuencia que sorprende.

Es verdad, el arte es meramente relativo y subjetivo, siempre estarán de por medio los contextos donde cada individuo se desenvuelve y las frecuencias de las cuales alimentan sus partes como los libros que leen, la música que escuchan, las personas y sitios que acuden o simplemente el camino por donde el interés y la curiosidad los lleve.

Tiendo a pensar que el arte es aquel elemento presente en la vida que nos reconecta con nosotros mismos y que nos hace conscientes de lo que hay dentro. Podría ser una clase de proceso de

introspección intenso no racional y no calculado que tiene que analizarse al punto de cubrir todas las posibles interrogantes existentes y los motivos por los que se hizo uso de un color y no de otro.

No, realmente es menos extenso a un proceso, es un muy posible momento de epifanía donde quieras o no, tus sentimientos y emociones te hacen frente y no puedes hacer más que dejarte envolver por ellos y su magnitud.

Vivimos en una cultura donde sentir es igual a ser vulnerable, lo que es igual a estar en alguna clase de desventaja ante los demás, o a ser un individuo exagerado cuando desde mi perspectiva, la situación es totalmente opuesta.

Somos humanos, no maquinas insensibles, bueno, hasta donde sé, la evolución no nos ha maltratado de tal forma. Es un elemento de suma importancia. Nos lleva a la conciencia, la compasión,

la comprensión, incluso a la honestidad, la tolerancia y la empatía. Podemos verlo también como una fuente de consuelo y apoyo, aligera los momentos, facilita los pensamientos y brinda libertad.

Expresar, sensibilizar, entender y conectar. Tal vez nos da miedo vernos reflejados en piezas que consideramos “más grandes” que nosotros mismos. Tal vez nos da miedo la profundidad a la que llega en nuestra humanidad.

Aventurarnos en el arte, tanto como artista o como espectador, y darnos la oportunidad de observar y sentir, puede ser un camino que termine llevándonos a una bella serendipia. Gracias a todos aquellos artistas por compartir esos mensajes en múltiples dimensiones y presentaciones. Nunca dejen de crear y expresar, el mundo los necesita.

La autora es Licenciada en Mercadotecnia, con certificación en Semiótica de la Imagen.

kassandraom97@gmail.com