Lamento universitario

El autor es Publicitario miembro de ASPAC Por un México bueno, culto, rico y justo.

Te piden que te esfuerces para alcanzar el éxito.

Te piden que te pulas... y la fricción pule: pules las piedras y siguiendo sus instrucciones las conviertes en ojivas.

Pules las plantas y siguiendo sus instrucciones las conviertes en lanzas.

Te pules a ti mismo y siguiendo sus planes te conviertes en un soldado, aparentemente tenaz, ciertamente enajenado... incluso de ti mismo.

Ellos te piden que no seas tú y estarán felices de que no seas tú, porque si no eres tú, no serás feliz, y no siendo feliz, no podrás dar respuestas... y no dando respuestas no generarás ninguna propuesta... y sin propuestas no serás creativo... y no siendo creativo no crearás nuevos caminos...

A ellos no les interesan los nuevos caminos, se han repartido ya el mundo y no estuviste incluido en el reparto.

De ti quieren sólo tu carne de cañón, que estimulan con promesas pequeñas, jamás cumplidas.

De ti sólo quieren a alguien a quién utilizar para sus fines.

¿Quiénes son ellos?

Gente que eligió el mal.

Gente que eligió la sombra.

Podría ser tu amigo de al lado, tu maestro, tu propio padre, aquel empresario... podrías ser tú mismo.

Me resulta curioso cómo has ido haciéndoles caso.

Tú no eres tú, cada vez eres menos tú...

Si eres estudiante, ¿no deberías estudiar?

Pero no estudias, sólo ocupas un lugar, un pupitre; no lees libros, no aprendes... se nota porque no cambias y sigues así, desperdiciando.

No cumples, no asistes, no haces tareas...

Eres estudiante y no estudias.

No eres tú.

No pareces interesado.

Vienes aquí a pedir fórmulas conocidas para resolver las cosas de manera inmediata.

Fórmulas de otros, bocadillos masticados... por otros.

Te has perdido.

En una institución fundada para descubrir la verdad trascendente de las cosas, tú buscas la magia de lo inmediato, de lo que no requiere de esfuerzo.

No eres tú.

Eres una persona, ¿no deberías ser lo que en esencia una persona es?

Esfuerzo, aprendizaje, colaboración.

Se requirió de esfuerzo para hacer que nacieras, pero tú ya no te esfuerzas, pareces huir de lo que implique trabajo.

No estás interesado.

Para aprender se requiere esfuerzo y tú no realizas esos actos de aprendizaje (visión, plan, estudio, práctica, registro, tabulación, análisis, comparación), cosas que requieren de gran esfuerzo y concentración.

Pareces no estar interesado.

Tú no colaboras con los otros; ¿has creído que resolverás la vida tú solo?

No te das cuenta de que la vida es gremial, colaborativa, en evolución constante, en un cambio continuado hacia la mejora.

Pero no mejoras.

No eres tú.

Qué bueno sería que pensaras que si no eres tú, nunca florecerás... y ellos estarán contentos y cómodos en su trono.

La paradoja, lo irónico es que ellos no pueden forzarse, se necesita de tu voluntad... y pareces haber cedido.

El autor es Publicitario miembro de ASPAC Por un México bueno, culto, rico y justo.

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