Una vida feliz

El autor es Director de Humanidades y Educación en el Tecnológico de Monterrey Campus Sonora Norte.

Algunos pensadores coinciden en la idea de que la vida es, para cada quien, una sucesión de facilidades y dificultades.

En ocasiones, unas y otras llegan combinadas.

De ser así, la ciencia o el arte de vivir consistiría en saber resolver los problemas que la existencia nos plantea y en aprovechar al máximo las situaciones favorables que nos ofrece.

Así, el saber actuar de acuerdo con las circunstancias, implica estar despiertos, alertas y conscientes, para poder percibir lo que la vida nos presenta y decidir en consecuencia.

Hay personas a las que la vida ha proveído de las más variadas facilidades.

Nacieron en un hogar sin problemas económicos o de otro tipo, cuentan con una apariencia física atractiva y sobra quién les ofrezca oportunidades.

Para colmo de su buena suerte, son conscientes de sus dones, lo cual propicia que todo lo que emprenden marche sobre rieles.

Otras, en cambio, por vivir distraídas o inconscientes, de poco les sirven unas condiciones tan favorables como las descritas.

Otras más, a causa de las circunstancias, y a veces por su propia inconciencia, siempre están enfrentando dificultades.

Ahora bien, hay dificultades en la vida que no es necesario resolver.

Basta con eludirlas.

Sólo un inconsciente o un suicida se atraviesa en la vía férrea en el momento en que viene un tren.

Por otra parte, hay gente tan rara que no se conforma con las dificultades que la vida le presenta, sino que se inventa otras.

Por ejemplo, una persona que yo conozco le echa la culpa de sus fracasos laborales a sus compañeros y jefes.

Cree que le tienen envidia, mala idea, que le ponen trabas para no dejarla llegar a donde quiere.

No se ha dado cuenta de que sus enemigos y los obstáculos de los que habla, sólo existen en su cabeza.

Es interesante el caso del cantante Nelson Ned, un hombre que nació con una limitación y un don combinados, pues tenía una estatura que apenas sobrepasó el metro, pero era dueño de una voz maravillosa.

Nelson pudo convertir el asunto de su estatura en motivo de frustración.

Le bastaba con pensar que esa limitación le granjearía la burla de otros hombres y el desprecio de las mujeres.

Sin embargo, descubrió que su voz le conquistaba la admiración de seguidores y seguidoras, lo cual lo llevó a otra inconciencia: se dejó arrastrar a los más bajos niveles debido a diversas adicciones y puso en serio peligro su salud, matrimonio y familia.

Nelson duró mucho tiempo “dormido en sus laureles”, pero por suerte despertó, se dio cuenta de que poseía otros valores y le dio un nuevo viraje a su destino, hasta su fallecimiento en 2014.

Si la vida es una sucesión de facilidades y dificultades, y el propósito nuestro es ser felices, sería deseable que alguna de estas dificultades u oportunidades tuviera la virtud de sacudirnos y despertarnos, para que veamos la realidad con nuevos ojos, para que aprendamos a manejar o a eludir las dificultades y a sacarles el jugo a las oportunidades que el destino nos depare.

Usted, ¿qué piensa?

El autor es Director de Humanidades y Educación en el Tecnológico de Monterrey Campus Sonora Norte.

Presidente de Grameen de la Frontera.