Medición de la lealtad

El autor es periodista con más de 35 años de experiencia

Ya hemos tratado el tema de pruebas que realizan los jefes a sus colaboradores con base en el envío de “inspectores” que se manejan bajo un programa estructurado denominado “Clientes invisibles”,  hay literatura suficiente en internet.

Lo que no hay es una medición de la lealtad. ¿Hacía quién?, lógico porque es el tema, lo que interesa en este punto va dirigido a las organizaciones, por ello cuando el factor lealtad le afecta directa o indirectamente, en tiempo presente o futuro, se debe recurrir a indicadores creados por los detentadores del poder del ente en cuestión.

De allí que no exista una metodología que se pueda aplicar por igual a cada organización, pero lo que si hay, son bases, esquemas torales que permitan medir su grado positivo o negativo que podrá proporcionar un diagnóstico sobre la calidad de la confianza que emana de la persona agremiada.

Todo ser humano cuenta con un índice medible de lealtad hacia sus amigos, familia, colaboradores con quienes desarrollan una actividad tanto vertical (jefes y subordinados) o bien, horizontal (sus compañeros de a lado), asimismo la organización y por último, hacía un ser superior intangible (Dios, creencia, costumbres, valores, etcétera). Se puede llegar a medir traslapando cada resultado y con ello ubicar con mayor exactitud cómo actúa en este contexto el colaborador.

¿Cómo se miden?

Se inventa un test con preguntas de doble o triple valoración, es decir, se le da la facultad a la persona de escoger sobre una situación tal que le comprometa a especificar su calidad de lealtad hacia los rubros señalados y se le otorga una calificación del uno al diez.

Así, es posible conocer los parámetros en aquellos donde prevalece la familia como factor extremo y en las organizaciones empresariales, por ejemplo, se puede determinar cuándo traicionarán o elevan la posibilidad de irse a trabajar a otra empresa. En las de servicio en las que el rubro familia es lo más importante, al ir aparejados en metas, es difícil que el colaborador la abandone a menos que otra similar les ofrezca más y mejores condiciones para laborar.

Todo ser humano cuenta con un factor de confort que se lo da el día a día y su rompimiento se puede llegar a observar en el comportamiento de la persona y su familia.

La empresa Bimbo y su sindicato, por ejemplo, incide en un 80 por ciento en el crecimiento familiar de allí su bajísima rotación de personal, (hace unas ceremonias protocolarias impresionantes), en la Ford se prepondera más el crecimiento individual; en la Iglesia Católica son tajantes, hay lealtad absoluta hacia el superior; en los partidos políticos la hay quienes manejan la lealtad más hacía el jefe que a los compañeros de cuadro y suele ocurrir que en algunas ocasiones se antepone y prioriza la ideología, de allí la constante de divisionismo que los impregna.

Para conocer pues esa medición y actuar en consecuencia se deben ejercer acciones para ponerlos a prueba y conocer los comportamientos –además de los test ya existentes entre los cuales prevalecen evaluaciones variadas de las personas en materia de comunicación, liderazgos, etcétera--, pues al tenerse un diagnóstico lo más certero posible se podrá conocer acontecimientos positivos o negativos en tiempo real o futuro que afectarán a la organización.

El autor es periodista con más de 35 años de experiencia, LAE, MCO, DAP. Es director de Editorial J. Castillo, S.A. de C.V. y de CEO, Consultoría Especializada en Organizaciones…Correo electrónico: archivoconfidencial@hotmail.comTwitter: @Archivoconfiden  https://www.facebook.com/armando.vazquez.3304