Está bueno el mitote, ¿no?

El autor es Escritor, Capacitador, Networker, Conferencista y Life Coach en SB3.

¿Alguna vez has mitoteado?

¿Verdad que es muy rico mitotear?

Y ni me digas que no, que si abriste la nota fue porque el título del mitote te llamó la atención (broma en serio).

Quizá pensaste que era algún mitote de política, o de alguna balacera, o del medio artístico, o del Covid-19, o de alguna marcha, o de casas de campaña voladoras, o de avistamientos de los OVNI, o meteoritos...

Y está bien, de hecho sí es muy “rico” mitotear, y es más rico todavía si aparte de mitotear también se critica y se viborea.

El mitote hasta pudiera considerarse una distracción sana, pero como todo, en exceso también se vuelve malo.

Veamos, ¿qué tan grave puede ser chismear y criticar a alguien?

Para empezar, los mitotes no son necesariamente ciertos, por lo que la crítica que acompaña al chisme pudiera no estar fundamentada.

Y pudiera darse el caso de que la espalda de la persona a la que se esté criticando necesite palmaditas en lugar de críticas y malas vibras.

Pero sigue siendo rico chismear, total, que esa persona se haga cargo de sus broncas, ¡que se friegue pues!

Mientras a uno(a) no le afecte, puede seguir criticando, ¿verdad?

Pues no, la verdad es que, por dos razones principales, la crítica siempre afecta a quien la hace y le afecta mucho!

1.- La crítica nos desenfoca de lo que es verdaderamente importante, ¿tienes los resultados que deseas en tu vida como para darte el lujo de distraerte de tus objetivos por banalidades sin trascendencia?

Porque, déjame preguntar, ¿en qué sentido mejora tu vida después de criticar?

2.- Dicen que en lo que te enfocas se expande, y en lo que no, se debilita por falta de atención.

Cuando una persona encuentra un defecto y se enfoca en él, las bondades de eso donde se encontró el defecto pasan a segundo término, porque la atención está en el defecto, el cual se hace cada vez más grande e importante.

Dicho esto, te pregunto, ¿en qué te estás enfocando cuando criticas a otra persona?

¡En la otra persona, por supuesto!

Y si seguimos la línea de que en lo que te enfocas se expande y en lo que no se debilita por falta de atención, al poner tu atención en la otra persona, la estás haciendo más grande, y tú mismo(a) te estás empequeñeciendo por falta de atención, ¡de tu propia atención!

Así que si respondiste a la pregunta del inicio que sí has criticado, se te justifica porque no sabías qué tanto daño te hacía, ni cómo te empequeñecía al hacerlo.

Pero ahora ya sabes, ¿qué vas a hacer al respecto?

Cuando no sabes, no es tu culpa.

Pero si abriste la nota para saber el mitote, recuerda que la curiosidad mató al gato, y en el caso de esta columna no lo mató, sólo le abrió los ojos, y le dejó la responsabilidad en sus manos.

El autor es Escritor, Capacitador, Networker, Conferencista y Life Coach en SB3.

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