Y en tu mente, ¿quién manda?

La autora es psicóloga por la Universidad Iberoamericana CDMX.

Si tuviste la oportunidad de leer mi última publicación o conoces la primera teoría estructural de Sigmund Freud representada por un iceberg para explicar lo consciente, preconsciente e inconsciente, podría parecerte más fácil entender la segunda teoría del aparato mental del Padre del Psicoanálisis.

Freud describe otro esquema mental a partir de tres instancias a las que denominó “Ello”, “Yo” y “Superyó”.

En lo personal, me gusta representarlos como el diablito y el angelito que aparecen en los hombros de los personajes en algunas películas o caricaturas, aunque esta vez, el diablo no es completamente malo ni el ángel necesariamente bueno.

El “Ello” está presente desde que nacemos, por lo tanto, los primeros años de vida nos regimos por éste, sin embargo, cuando se instalan los siguientes sistemas, el “Ello” pasa al inconsciente y actúa desde ahí.

Se refiere a la parte más profunda e innata de la personalidad, representa todos nuestros impulsos primitivos, ya sean amorosos, de odio, sexuales, etc.

Es la parte de nuestra mente que busca satisfacer sus necesidades fisiológicas inmediatamente sin considerar las consecuencias que puedan tener.

Lo vemos claramente en los bebés que gritan y lloran cuando tienen hambre, sin importar el horario y lugar; es la necesidad biológica y el impulso lo que lo rige en ese momento.

Así funciona el “Ello”, aunque con el tiempo, no se le permite descargar del todo.

Al terminar la etapa del desarrollo denominada como el “periodo edípico” surge el “Superyó” (el “angelito” interno o el juez para el “Yo”).

Éste se encuentra en lo preconsciente, aunque tiene una parte consciente y otra pequeña parte inconsciente.

Es el representante del mundo interno y es donde se encuentra nuestra conciencia moral, nuestros ideales, nuestra ética, etcétera.

Lo que internalizamos de las reglas de nuestros padres y de la cultura en la que crecimos.

Esta instancia está involucrada en la capacidad para controlar impulsos y adaptarse a lo que es considerado como socialmente correcto, aunque a veces, un “Superyó” muy rígido e inflexible nos puede hacer sentir constantemente obligados a cumplir con las expectativas autoimpuestas y si no lo hacemos sentimos mucha culpa por haber defraudado este ideal, por lo que es importante encontrar un equilibrio entre lo que sentimos y el deber ser.

Esto nos lleva a la siguiente instancia.

Más adelante, en la vida aparece el “Yo” mediando entre los estratos del “Ello” y el “Superyó”, cumpliendo de manera realista los deseos de ambos de manera consciente o preconsciente.

Está regido por el principio de realidad, lo que quiere decir que está más enfocado al exterior y nos lleva a pensar en las consecuencias de lo que hacemos.

El “Yo” nos permite reconocer las acciones que realizamos, elegir un camino a seguir, a razonar los impulsos, y velar por la integridad general de la realidad.

Su objetivo en términos generales es la supervivencia y la autoconservación.

A pesar de que lo presente ha intentado explicar las instancias psíquicas planteadas por Freud, es sólo a modo de resumen, ya que hay mucho más que ofrecen las mismas, además de distintos escenarios en que alguna de estas sale a relucir predominantemente.

Por ejemplo, en esta cuarentena hay personas en las que el “Ello” está haciéndose más presente a modo de pesadillas, en la agresión que toma lugar como peleas en las relaciones familiares al pasar tanto tiempo encerrados compartiendo un mismo espacio, y, posiblemente, también por medio de la pulsión de muerte al dejarse atrapar por el virus y contagiando a otros, o con el consumo excesivo de sustancias nocivas como el alcohol a modo de entretenimiento, entre muchas otras conductas observadas en pacientes y la población general.

Por otro lado, podemos encontrar a quienes en esta situación los ha regido el “Superyó” y han tomado medidas drásticas y obsesivas para protegerse, la gente que trabaja gratis como policía.

Y a la mitad de estas acciones, encontramos un “Yo” bien integrado que se ve en las personas que toman lo mejor de ambas instancias llevándolas al equilibrio.

Se ve representado, por ejemplo, en la persona que sale de casa sólo si es necesario, mantiene distancia, usa el cubrebocas para evitar infectarse e infectar a otros y mantiene una actitud positiva y resiliente.

¿Qué esquema mental es predominante en ti en estos momentos en la era Covid-19?

La autora es psicóloga por la Universidad Iberoamericana CDMX.

Cursa la Maestría en Psicoterapia Psicoanalítica en Sociedad Psicoanalítica Mexicana. P

sicoterapia Psicoanalítica (modalidad en línea disponible)

nicoledelrincon@gmail.com