¿De qué tengo hambre?

La autora es terapeuta.

Muchas veces, la manera en la que nos sentimos nos puede llevar a comer. Comemos porque estamos tristes, porque estamos enojados, porque estamos felices, celebrando. Le hemos dado a la comida un significado mucho más grande porque nos ha acompañado a través de distintos momentos de nuestras vidas.

El ser humano busca constantemente la satisfacción, si un área de nuestras vidas se encuentra vacía, inconscientemente, tratamos de llenarla con comida o alcohol porque es lo que nos hace sentir “satisfechos” cuando tenemos hambre, como una respuesta automática. En esos momentos de “vacío” es cuando podemos empezar a preguntarnos: “¿realmente tengo hambre?”, “¿qué necesito?”, “¿qué me haría sentir mejor?”. Como ya sabemos, la comida también produce placer, pero en los momentos de vacíos emocionales, ninguna cantidad de comida será suficiente para hacernos sentir mejor, comenzamos a utilizar la comida para cambiar nuestro estado de ánimo e ignorar nuestras necesidades reales.

Cada vez que comemos por emociones llenamos falsamente nuestros vacíos y vamos creando una relación tóxica con la comida, es por eso que a veces podemos pasar horas sin comer o, de repente, sentir un hambre voraz y sorprendente.

Nuestro cuerpo es sabio, nos avisa cuando necesita comer y cuando estamos satisfechos. La comida es una parte esencial de nuestro día a día, sin embargo, hay veces que la manera en la que nos sentimos influye para determinar cuánto comemos.

¿Qué hacer cuando sientes hambre?

El hambre física podemos sentirla en nuestro estómago y la sentimos cada 4 horas, si es así, entonces come. Alimentarse es una de las necesidades más básicas del ser humano y es esencial para tener una vida sana. Cuando detectes que el hambre que sientes no es física, cuando sientes ansiedad o antojos pregúntate qué es lo que realmente necesitas, quizás puedas sorprenderte.

Es importante ser consciente de nuestros conflictos y nuestras carencias. Muchas veces, inconscientemente no queremos verlas para no tener que enfrentarnos a las soluciones reales de nuestros problemas. A veces nos provoca miedo, enojo, incertidumbre. La comida nos puede “distraer” de esos sentimientos, pero no los va a solucionar.

¿Cómo cambiar mi forma de comer?

Existen pequeñas acciones que nos facilitan el comer inconscientemente, puede ser el comer usando el celular o la computadora, ver la televisión, platicar con otra persona, comer cansados, y también las justificaciones emocionales como “estoy triste: me lo merezco”. Si ponemos atención a la manera en la que comemos, podemos darnos cuenta que realizando pequeños cambios como comer en la mesa, sin música, sin celular, sentiremos el momento en el que estamos satisfechos.

Ten un momento de reflexión corta cada vez que sientas hambre, ármate de valor y pregúntate: “¿de qué tengo hambre?”.