Derechos de NNA vs pin parental

La autora es especialista en Derechos Humanos, Democracia, Niñez y Política Pública.

(SEGUNDA DE 2 PARTES)

Celebro absolutamente publicaciones en Twitter como la de Alejandro Encinas, en la que se pronunció en contra del llamado “pin parental”.

Encinas, subsecretario de Derechos Humanos, Población y Migración, escribió: “los derechos de los niños deben estar por encima de las creencias de sus padres, tienen derecho a una educación laica y científica, acceder a educación sexual y reproductiva” y con ello me parece que dejó las cosas claras para todos.

Es importante mencionar que al hablar de “pin parental” o “derecho preferencial de los padres” nos referimos a la injerencia de madres, padres y tutores para poder decidir sobre la información que reciben sus hijos e hijas en las escuelas, particularmente en lo que se refiere a educación en sexualidad, salud sexual y salud reproductiva.

Muy desafortunadamente estados de la República Mexicana como Aguascalientes han reformado sus leyes para dar cabida al “pin parental”, aunque ya la ONU ha alentado a revisar la constitucionalidad de estas reformas a la luz de los estándares nacionales e internacionales, pues evidentemente contrarían los compromisos del estado mexicano en la materia.

Además, otras organizaciones internacionales que velan por los derechos de la niñez como Save the Children, están exhortando a los congresos estatales a frenar este tipo de iniciativas que vulneran el ejercicio de los derechos de NNA, y que además pueden traer consecuencias como incremento de violencia, abuso sexual contra NNA, transmisión de VIH y otras enfermedades de transmisión sexual, embarazos en edades tempranas, acoso escolar, discriminación, homofobia, trata de personas, entre otras.

Además de Aguascalientes, esta iniciativa se encuentra en los congresos de la Ciudad de México, Querétaro, Chihuahua, Baja California y Veracruz.

Afortunadamente en Nuevo León fue rechazada.

Definitivamente el estado mexicano debe hacer lo necesario para garantizar los derechos de la niñez y uno de ellos es la educación y su interés superior.

La relevancia de este tema es mucha, pero en esta ocasión quisiera destacar la oportunidad de que por fin las niñas y adolescentes mujeres puedan recibir información sobre educación sexual y reproductiva a tiempo, quienes por cuestiones de una discriminación histórica, por el machismo del que adolece este país, porque hay quienes creen que proporcionarles esta educación a niñas y adolescentes las convertirá seguramente en libertinas, se les ha negado.

No nos equivoquemos, la educación sexual y reproductiva ayudará a formar mujeres conocedoras y dueñas de su cuerpo y decisiones, autónomas; a dar pasos fuertes hacia la plena igualdad entre hombres y mujeres, a formar a personas libres de prejuicios, que sumen a la construcción de sociedades respetuosas de la dignidad y derechos de los demás.

En definitiva, si la pugna es entre los derechos de la niñez y el llamado “pin parental”, esperemos que la balanza siempre se incline por los derechos de la niñez, que no deben ni pueden quedar supeditados a las creencias de sus padres.

La autora es especialista en Derechos Humanos, Democracia, Niñez y Política Pública.