¿Y dónde están mis amigos?

El autor es comunicólogo, creador de contenido independiente.

Cuando estamos atravesando una situación complicada, necesitamos la ayuda de alguien y no la encontramos, es muy común que aparezcan en nuestra mente estas preguntas:

“¿Y dónde están mis amigos?”, “¿dónde están aquellos que dijeron que siempre estarían para mí?”.

Un parámetro que nos ayudará mucho para el desarrollo positivo de nuestras relaciones interpersonales es estar muy conscientes de qué tipos de amistades nos rodean, pues para nadie es un secreto que el carácter y la personalidad se va forjando de acuerdo al ambiente en que nos desenvolvemos.

De esta manera, si la plática más común en tu grupo de amigos es el chisme, la crítica o la humillación hacia otras personas, te tengo una mala noticia, cuando te des la vuelta te convertirás automáticamente en el siguiente de la lista.

Una amistad genuina y edificante es aquella que te confronta con la verdad, aquella que te hace ver que cometiste un error y busca aconsejarte porque se preocupa realmente por tu bienestar; estos son los amigos que necesitamos, los que nos hablan a la cara, no aquellos que dicen algo de frente para “quedar bien” pero te acuchillan a tus espaldas.

Hay otro escenario que suele presentarse, el cual consiste en que tú siempre estás en la mejor disposición de entregar lo mejor de ti aunque nunca recibas lo mismo a cambio, hecho que te hace pensar que no vale la pena y que quizá te estás equivocando al hacerlo.

Sin embargo, permíteme decirte que dicha acción no es la equivocada, sino que las personas de las que te rodeaste no son las correctas, pues así como en una relación de pareja es necesario ser correspondido, de la misma manera debe ocurrir con nuestras amistades.

¿Sabes?, desde que nació la inquietud por escribir esto comencé a mandarles mensajes y palabras de ánimo a personas que significaron o siguen significando algo importante para mi desarrollo como persona.

Me di cuenta de que alguna vez en mi vida comí en sus mesas, dormí en sus camas, me ofrecieron su techo, tiempo y recursos, y ahora, habiendo tantos medios tecnológicos por los cuales hablar lo que nos faltan son las palabras y la voluntad.

Creo que el primer paso para encontrar amistades verdaderas es ser agradecidos y dar honra a aquellas personas que nos extendieron la mano cuando más lo necesitábamos.

A final de cuentas, uno siempre cosecha lo que siembra, si sembraste honra, cosecharás honra, si sembraste respeto, vas a cosechar respeto, si sembraste amistad, cosecharás buenos amigos, y quizá no serán las personas en las que sembraste originalmente, pero sí las personas y amistades que te apoyarán de hoy en adelante.

Si queremos buenos amigos, primeramente seamos nosotros buenos amigos.

Antes de preguntarnos: “¿y dónde están mis amigos?”, cuestionémonos si nosotros estamos ofreciendo una amistad de verdad o sólo a nuestra conveniencia.

El autor es comunicólogo, creador de contenido independiente.

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