Las lecciones de vida de la pandemia

La autora es directora de Voz Empresarial.

Ya han pasado mas de 90 días y la cuarentena es sola una palabra que tiene un sentido bíblico, ya que el número 40 siempre ha sido un reto a vencer por las tentaciones, las mujeres embarazadas lo usan para recuperarse del nacimiento de sus bebés, es un número que tiene un sentido de reflexión, de guardarse para salir fortalecidos y brincar a otra etapa de evolución.

La pandemia ha resultado todo un tsunami para los humanos, como ningún otro fenómeno había puesto a parir a la humanidad entera sin miramientos, no importa condición física, edad, posición económica, género, la gente se contagia y puede perder la vida si se complica.

No hay cura, no hay vacuna, todo es tentaleando a ver qué pasa, dos pasos para adelante y tres para atrás, cada día es una prueba y nada es igual, muta, es desconocido en su forma de comportarse en los humanos hay ciertas predicciones, pero cada persona contagiada recorrerá su experiencia única.

Isabel Allende, la escritora chilena que vive desde hace 30 años en Estados Unidos, sostiene que los tiempos de oscuridad que se viven actualmente ya venían antes de que apareciera la pandemia, asegura que era insostenible el abuso contra el planeta, el clima, la naturaleza violentada por el depredador del hombre.

La escritora reflexiona y dice que se vivía una “normalidad” sin ninguna vida interior y sin rumbo.

No vivíamos un mundo feliz, siente que es la primera vez en la historia que hay una sensación de que la humanidad es una sola, es decir lo que le pase a uno, le pasa a todos, este virus frenó a la humanidad.

Isabel Allende, una mujer de 77 años, dice no temerle a la muerte porque sabe que está en grupo más vulnerable de esta pandemia, pero asegura que desde que vio morir a su hija hace 27 años, le perdió el miedo; “la vi frente a frente”, dijo.

“Sé que si me contagio puedo morir”, comentó, “entonces la posibilidad de la muerte se presenta muy clara para mí en este momento, la veo con curiosidad y sin ningún temor”.

Y aquí es donde empieza a narrar las lecciones que esta circunstancia está provocando en los seres humanos el confinamiento.

Asegura que no necesita comprar compulsivamente, no se necesita más ropa, ir a ninguna parte ni viajar.

“Me parece que tengo demasiado. Veo a mi alrededor y me digo para qué todo esto. Para qué necesito más de dos platos”.

Después, darme cuenta de quiénes son los verdaderos amigos y la gente con la que quiero estar y que no necesito tantas cosas para sentirme bien, porque es una elección interior, señala.

La pandemia es la misma para todos, pero no todos la viven igual, unos la viven en yates tomando el sol y bebiendo champagne y otros no tiene comida y viven el hacinamiento en sus casas lo que conlleva a la inseguridad y la violencia familiar.

Se pregunta ¿qué crees que la pandemia nos enseña a todos?

Nos está enseñando prioridades y nos está mostrando una realidad.

La realidad de la desigualdad y esta ya venía en el pasado que añoramos y que parece no regresará, “y qué bueno”, asegura.

Otra lección es que somos una sola familia, lo que le pasa a un ser humano en Wuhan, le pasa al planeta, nos pasa a todos.

Dice:

“Los creadores, los artistas, los científicos, todos los jóvenes, muchísimas mujeres, se están planteando una nueva normalidad. No quieren volver a lo que era normal. Se están planteando qué mundo queremos. Esa es la pregunta más importante de este momento. Ese sueño de un mundo diferente: para allá tenemos que ir”.

Termina esta reflexión diciendo “que no se puede vivir con temor, porque hace imaginar lo que todavía no ha pasado y sufres el doble. Hay que relajarse un poco, tratar de gozar lo que tenemos y vivir en el presente”.

La autora es directora de Voz Empresarial.

aretes0@gmail.com