La última decisión en la organización

Es director de Editorial J. Castillo, S.A. de C.V. y de CEO, Consultoría Especializada en Organizaciones.

La última decisión no la toma el jefe de cualquier nivel, la toma el último eslabón de la cadena que conforma la organización.

Los jefes proporcionan lineamientos, indicadores, reglas de operación y el objetivo final que requieren.

Sin embargo, desde el momento en que dan una orden hasta la parte final que debe cumplirla, en ese trecho ocurre un sinnúmero de circunstancias que ya hemos visto en otras colaboraciones.

Entonces, es válido cuestionar: ¿quién toma la última decisión en la organización?

La respuesta y conforme a los sistemas comunicacionales actuales que cada vez se vuelven más complejos, nos lleva a una respuesta que se debe diseccionar en cinco apartados.

Cada estructura mental del ser humano está influenciada por la geografía donde se encuentra.

Si habláramos de una organización empresarial diríamos que es la plaza, misma que tiene características a las que la organización debe acoplarse, como las tradiciones, costumbres, (que heredamos de nuestros muertos), valores y sistemas productivos de esa región.

¿Suena fácil?, no lo es.

¿Por qué cree usted que en casos como el de Sonora otras religiones son difíciles de cooptar feligreses?, por poner un ejemplo sencillo.

El segundo punto es el sistema individual que emplea toda persona para tomar sus decisiones en pro de la organización.

Si el líder pide un rendimiento de 100 y otorga las herramientas para lograrlo para que le ayuden a conseguir el objetivo, pero en el resultado final, ese último eslabón valora sus circunstancias en las que inmiscuye a su familia, su entorno, el qué dirán y hasta la opinión de cercanos para cumplir con el propósito que le indica el jefe.

En tercer lugar, el ánimo de la persona influye en todo momento y éste a su vez se conforma de emociones, estatus social, satisfactores básicos de sus necesidades primarias (hambre, sed, etcétera) y de la motivación propia mediante recursos internos (sentimientos de manera sana o con drogas legales o ilegales) o externos (es decir, el entusiasmo que brinda a la organización).

En cuarto término, el último eslabón, valora qué tanto gana y qué tanto pierde, tanto en ganancia financiera (cuando el objetivo es hacer dinero), política (al momento de aspirar a posiciones más elevadas), social (qué tanto status le da), proyección personal (reconocimiento) y sobre todo, satisfacción del deber cumplido.

Y en quinto sitio, pero no por ello menos importante, el análisis de todos los vectores comentados y su aplicación positiva conlleva a contar con una persona leal, positiva, que propone mejoras, empático con quienes le rodean y sus jefes, se siente parte y sabe que él representa algo más grande, alguien feliz con lo que hace, esto independientemente de su capacidad de trabajo.

Así tenemos que al final del día, ¿quién toma realmente la última decisión para que los engranajes de la organización funcionen adecuadamente?

El autor es periodista con más de 30 años de experiencia en medios escritos y de Internet, cuenta licenciatura en Administración de Empresas, Maestría en Competitividad Organizacional y Doctorado en Administración Pública.

Es director de Editorial J. Castillo, S.A. de C.V. y de CEO, Consultoría Especializada en Organizaciones… Cuando la unión de esfuerzos no es suficiente.

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