Somos lo que la educación hace de nosotros

La autora es Licenciada en Ciencias de la Comunicación.

La educación es una de las líneas de acción más sensibles en mi oficio profesional y también en lo personal, debido a que vengo de padres docentes de educación básica; siempre percibí en ellos las ganas con la que desempeñaban su trabajo y llevaban a cada uno de sus alumnos adelante, con las semillas de conocimiento que les correspondía sembrar y sobre todo atendiendo las particularidades de cada alumno/a.

Retomando la frase de Nelson Mandela:

“La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo” en el marco de la celebración del Día del Maestro, donde la mayoría de las madres han tenido la oportunidad de valorar, en estas últimas semanas la importancia y efectividad de los/as docentes en sus hijos e hijas.

Ha quedado demostrado que la tecnología no podrá sustituir al maestro/a donde ahora más que nunca queda claro que resultan ser “la joya de la corona de un país”, tal como mencionó Albert Camus en 1957 en el discurso del Premio Nobel, esta frase nos ayuda a tomar conciencia del valor de la educación.

Sin embargo, hay mucho más que analizar y relacionar respecto a este tema, comenzando con las modificaciones de los programas educativos; con respecto a la formación cívica y ética, conocimiento del medio ambiente, artes e incluso manejo emocional, el reto está en llevarlos a la práctica, comprometiendo los valores y principios, para la regeneración del tejido social, donde continúa la gente tirando basura en la calle o peor aún que dejen su basura en las playas; por citar un ejemplo, pero hay muchos más que no reflejan los resultados y eficacia de los programas educativos que están en constante evolución de acuerdo a las necesidades de la sociedad.

Considerando necesario coadyuvar acciones y programas, como integrar al desarrollo comunitario la cultura como herramienta principal y eje transversal en las comunidades, ya que, está comprobado que funciona efectivamente como instrumento de prevención y reducción del delito, por ello, la educación cultural debería incluirse dentro de las nuevas políticas públicas educativas, así como se ha integrado la educación financiera a los programas educativos públicos. La aplicación de estas materias está directamente relacionado al rezago social de un país, el cual, se mide bajo cuatro indicadores de carencias sociales: la educación, salud, servicios básicos y espacios en la vivienda; de acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de Medio Camino 2016 reportó que en México el índice de rezago social afecta a más del 70 por ciento de la población, entre otras razones por la falta de estudios.

Por lo cual se entiende la regla: A menor rezago social mayor desarrollo económico.

Esto nos lleva a fundamentar la frase de Nelson Mandela anteriormente mencionada, sin embargo, las políticas públicas son la punta de lanza para lograr la evolución de las sociedades, pero no está por demás tomar la decisión particular de ser autodidactas, hacer la diferencia y apostarle a la educación en todas sus vertientes desde nuestras casas.

“Somos lo que la educación hace de nosotros”, citó el Dr. Francisco Mora en Neurociencia y medicina.

La autora es Licenciada en Ciencias de la Comunicación, egresada de la Universidad Dr. José Matías Delgado, San Salvador, El Salvador C.A. fundadora de culturasonorense.org senderoscoolturales.com soncooltural.com

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