¡Se trata de sobrevivir!

La autora es profesora de la Escuela de Negocios del Tecnológico de Monterrey Campus Sonora Norte y Directora de Agrupación George Papanicolaou Hermosillo.

Las últimas semanas han sido muy complicadas para la población en nuestro país, pues nos estamos enfrentando a la pandemia ocasionada por el Covid-19.

Las oficinas, escuelas y espacios públicos se encuentran cerrados y la mayor parte de la actividad económica está detenida.

Hoy las familias mexicanas estamos en casa una cantidad de tiempo que jamás hubiéramos imaginado.

Este confinamiento ha traído muchos retos, pues se ha intentado en la medida de lo posible, dar continuidad a procesos educativos y a las actividades laborales, de manera virtual.

No es raro ver como circulan en redes sociales y en los diferentes medios, videos de gente trabajando, teniendo reuniones virtuales o incluso padres y madres ayudando a sus hijos con las clases y tareas.

Además de esto, vemos muchas iniciativas de personas que se ejercitan en casa, desarrollan alguna actividad cultural, aprenden un nuevo pasatiempo o incluso se inventan nuevos juegos para pasar la cuarentena.

Y lo que empezó como una agradable estancia en casa, hoy se está convirtiendo en motivo de estrés y desesperación.

Pasamos de “desarrollar” actividades a “saturarnos” de actividades, sobre todo en el caso de las mujeres que hoy hemos visto multiplicadas nuestras tareas.

Ser mujer en estos días significa dar seguimiento a las tareas de oficina, si es que se cuenta con alguna actividad remunerada, pero además, en la mayoría de los hogares somos las responsables de mantener la casa y ropa limpia, de cocinar y de ayudar a que los hijos aprendan.

He visto como muchas de mis amigas pasaron de no cocinar a casi convertirse en chefs expertos, de realizar pocas tareas en casa a obsesionarse con desinfectar y reacomodarlo todo, e incluso entrarle a la carpintería, jardinería y pintura.

El problema no son la gran cantidad de actividades, sino la imposición social que existe.

Pareciera que si no salimos de la cuarentena con cuerpo escultural, diplomado en cocina y especialidad en enseñanza, no estamos haciendo bien las cosas

¿En qué momento se convirtió esto en show de talentos?

¿Dónde está escrito?

¿Fue la OMS?

¿Hubo decreto presidencial?

¿Lo recomienda Gatell?

La realidad es que nadie sabe de dónde sale toda esta presión, pero lo grave es que lo estamos normalizando.

No se trata de aprender un nuevo oficio, o un nuevo idioma o pasatiempo, la realidad es que esto se trata de una cosa muy simple:

¡Salir vivas!

Sí, solo eso, necesitamos bajar dos rayas a nuestro nivel de exigencia y aprovechar esta oportunidad única que nos da la vida a quienes podemos estar en casa.

Se trata de conservar la calma, de respirar, de escuchar a nuestro cuerpo.

De leer el libro que te encanta y no los 200 libros que te recomendaron en redes; de disfrutar la comida sin las prisas del tráfico sin necesidad de que sea gourmet; de hacer las actividades que te gustan para conservar la cordura y no de ganarte el premio a la deportista o la pintora del año.

Es época de reflexión, de hacer altos y sobre todo de tener ese tiempo en familia que muchas veces no podemos disponer.

Es un buen momento para crear nuevas reglas en familia, para redistribuir las tareas del hogar.

Hoy tenemos la oportunidad de enseñar a nuestros hijos e hijas que las tareas de casa deben compartirse, porque no son un asunto de género.

Es tiempo de enseñar a nuestros hijos varones a limpiar y cocinar, porque eso los convertirá en adultos funcionales.

Hoy quiero cerrar mi columna enviando un mensaje a toda la comunidad de mujeres: mantengamos la calma, respiremos, aprendamos a delegar y compartir las tareas de casa, seamos más amables con nosotras.

¡Mantengámonos vivas!

La autora es profesora de la Escuela de Negocios del Tecnológico de Monterrey Campus Sonora Norte y Directora de Agrupación George Papanicolaou Hermosillo.

paulatakashimaaguilar@gmail.com

@PaulaTakashima