López Gatell y las niñas y niños

La autora es especialista en Derechos Humanos, Democracia, Niñez y Política Pública.

El pasado treinta de abril, la figura pública del Gobierno federal al frente de la pandemia del Covid-19 en México, el doctor Hugo López Gatell, sostuvo una charla con la niñez mexicana. Escuchó y atendió sus dudas respecto el coronavirus. A mi parecer, la acción por parte del funcionario fue vista prácticamente como una hazaña, impactó muchísimo y positivamente entre quienes hemos visto el video en las redes sociales. Lo cierto, es que lo que hizo no fue nada de otro mundo, fue algo tan sencillo como haber destinado tiempo a la niñez. El punto, es que hizo algo que pocos se preocupan por hacer en el ámbito privado y también en el público: escuchar a las niñas y niños. Pero eso no es todo, lo más relevante fue que el doctor Hugo López Gatell se dirigió a las niñas y niños desde un enfoque de derechos humanos, no los trató como "personitas", así como muchos hacen, bajo esa lógica incorrecta de la minoridad, llamándolos "menores" (sic), es decir, niñas y niños, que sólo tendrán derechos cuando sean mayores de edad y puedan votar.

En la interacción liderada por López Gatell se puso en práctica un derecho y un principio importantísimo de los derechos humanos de la niñez, que es el derecho a opinar sobre los asuntos que afectan su vida. Y por supuesto que el Covid-19 es un tema muy serio que afecta la vida de niñas, niños y adolescentes y no sólo en México sino en el mundo entero.

Fue sin duda un ejercicio maravilloso que le puso la vara alta a la clase política mexicana ignorante de los derechos de la niñez, una clase política que todavía llama a las niñas, niños y adolescentes: "menores", dejando claro el poco o nulo conocimiento en la materia. Pero no podemos quedarnos sólo aplaudiendo esta ejemplar acción de López Gatell, con ese grato recuerdo; se requiere dar el siguiente paso.

Es muy necesario que a las niñas, niños y adolescentes ya no sólo se les pregunte y escuche y nada más, sino también que sus opiniones sean tomadas en cuenta y en serio, es decir, que tengan incidencia real en las políticas públicas, en el quehacer gubernamental.

Me parece que se ha abusado utilizando a niñas, niños y adolescentes en eventos públicos para que aparezcan en la fotografía oficial, en decirles qué decir en público, en realizar los mismos formatos de concursos infantiles en el marco de cada treinta de abril, con algunas ligeras variantes; necesitamos ir más allá y tomarlos en cuenta como sujetos de derecho.

Sería espectacular que, en los gabinetes municipales, estatales y federal, sus titulares realizaran este tipo de acciones democráticas y que en asuntos que afectan la vida de niñas, niños y adolescentes se les escuchara y tomara en cuenta, de tal suerte que los presupuestos, los programas, el quehacer gubernamental, tuviera un enfoque de derechos humanos de la niñez.

Imaginemos, por ejemplo, que, en temas como el acoso escolar, la obesidad y el cáncer infantil, el abuso sexual contra niñas, niños y adolescentes, el castigo físico y corporal utilizado como método correctivo, el matrimonio infantil, las custodias de los hijos e hijas, el ambiente escolar, los espacios recreativos de los que dispone una ciudad, etcétera, los y las tomadores de decisiones los escucharan y tomaran en cuenta.

Seguramente la política pública sería más eficiente y daríamos un paso hacia adelante, mejoraríamos nuestra democracia. Sin embargo, pareciera que la clase política padece de adulto centrismo y su labor gira exclusivamente en torno al mundo adulto ignorando a las niñas, niños y adolescentes como los sujetos de derechos que son.

López Gatell ya puso el ejemplo de cómo llevar a la vida real los derechos de la niñez, esperemos que más acciones y mejores se repliquen por el bien de la niñez, de la sociedad y de la democracia.

La autora es especialista en Derechos Humanos, Democracia, Niñez y Política Pública.